MARKAWAMACHUCO

Historia esculpida
en piedra viva
Guido Sánchez Santur

Por donde vayamos, el ande siempre nos permite gozar de gratas experiencias, adentrándonos en sus exuberantes paisajes de verdes campos, escarpados cerros, un límpido y azulado cielo, y ondeantes halcones en pleno vuelo. Desde que llegamos a Huamachuco quedamos pasmados de su belleza, con sus atractivos históricos, culturales y folklóricos, pasando por los de aventura, montañismo y esparcimiento.
Por estos lares pasó el libertador Simón Bolívar, tras los pasos de su secretario y ministro, Faustino Sánchez Carrión. Años más tarde, Leoncio Prado, demostraría el gran heroísmo y entrega a la patria de los huamachuquinos, frente a la invasión de los chilenos.
Esa bravura nos es gratuita, les viene de sus ancestros, los wachemines que dieron paso a los wamachucos, quienes edificaron la ciudad lítica de Markawamachuco, su expresión arquitectónica más relevante y que está a 184 kilómetros de Trujillo, donde prima un clima que oscila entre los 11º y 12ºC.
La tradición cuenta que desde Markawamachuco gobernó el curaca Tauricuxi, dirigiendo a ese laborioso pueblo que dominó el ande de lo que hoy es La Libertad. Caminar entre esas imponentes edificaciones, inflama el alma de orgullo al reconocernos como herederos de esa grandeza que nos legaron nuestros antepasados, quienes sin la pesada maquinaria de hoy, y sólo con tenacidad, organización y disciplina levantaron enormes muros que parecen extraídos de una leyenda.
Los investigadores Max Uhle, Tacher, Topic y otros sostienen que el territorio de Markawamachuco fue ocupado por diferentes culturas hace diez mil años antes de Cristo. Los primeros grupos habrían emigrado de la selva, luego lo hizo el ejército Wari que convivió con los Marca Waman Churu, hasta la conquista del Imperio Incaico, época en que la ciudad fue transformada en un centro económico-religioso-político y de aquí se dominó el valle andino gracias a su ubicación estratégica.La organización de las familias dispersas empieza el año 1000, cuando los jefes de las tribus, para evitar las invasiones de civilizaciones vecinas, levantaron sus casas, edificios y murallas utilizando la piedra como material predominante. Atagujo fue para ellos, el Dios principal, creador del universo.
Estas civilizaciones fundan el reino Huaman Churi en la cima del cerro Marka Huaman Churo, lugar privilegiado para dominar el valle andino. El cronista García de Villalobos (1611), refiere que este señorío se extendía desde el río Chicama y Crisnejas, por el norte; hasta los ríos Tablachaca, Chuquicara y Uchupampa, en el sur. Al Este limitó con el río Marañón y por el Oeste con Huacapongo y Simbal. Sus vecinos fueron los reinos de Cajamarca, Chimor, Chachapoyas y Conchucos.Los Marka Huaman Churis dejaron sus mejores obras de ingeniería lítica en Markawamachuco y en los cerros Amaru, Sazón, Campana y Tuskán. También destacaron con su cerámica, textilería, artesanía, arquitectura, metalurgia y agricultura.
Esta fortaleza tiene una extensión aproximada de cinco kilómetros cuadrados, situado al oeste de la actual ciudad de Huamachuco. Desde la cima se observa el majestuoso valle del Condebamba. El clima agradable lo conjuga los lentos vientos que soplan de sur a norte y se mezclan con el calor del verano; y en el cielo azul intenso se dibujan figuras antropomórficas con las esporádicas nubes que se deslizan lentamente.
En ese majestuoso panorama aparece el Observatorio con su escalinata de piedra, por donde se ingresa al aposento del gran Señorío, hasta el acceso occidental y las otras secciones: de las Monjas, del Castillo, de los Corrales y Viejo, cuyo proceso de construcción comienza el año 300 antes de Cristo.
El observatorio también es conocido como Las Huacas, ubicado al pie de la muralla que rodea al Castillo y está construido con pircas circulares con piedras, aseguradas con cuñas pequeñas, en cuyo centro tiene una cueva o hueco, que habría sido un "pozo sagrado".
• MÁS ALLA DE LA HISTORIA
En este mes de julio, Huamachuco se viste de gala. No puede ser de otra manera, pues comienza el programa celebratorio de la fiesta en honor a la santísima Virgen de la Alta Gracia, con una programación que dura casi un mes. Los días centrales son el 14 y 15 de agosto. En esta oportunidad la gente del campo traslada a la ciudad la expresión de su genuino folklore.
Los campesinos llegan ataviados con sus coloridos atuendos de lana y sus blancos sombreros, que no solo los protegen del sol, sino que constituyen una prenda exclusiva de los grandes acontecimientos. Los usan indistintamente hombres y mujeres, y se confunden entre los personajes que escenifican el Waman Raymi o Fiesta del Halcón, en las pampas de Wiracochapampa.
Al iniciarse la procesión de la “mamita” -así denominan a la Virgen- aparecen decenas de danzarines, interpretando los ancestrales repertorios, en los que se mezclan lo autóctono y lo moderno, llevando el mensaje del terruño। Nos quedamos admirados con los atuendos de Los Incas, Los Turcos, Los Emplumados, Los Chirocos, Los Osos, Los Pallos y otros.
SAUSACOCHA
La vista descansa de la fatiga y el tráfago de la fiesta, al llegar a ese espejo de agua de Sausacocha -a 15 minutos de la ciudad- con una extensión de 173 hectáreas. Según la leyenda el nombre original es Xauxacocha (“laguna que no se seca”), que le puso el monarca Túpac Inca Yupanqui, en homenaje a su esposa, la princesa huamachuquina, Xauja, quien le acompañó en su travesía conquistadora a los territorios del norte.
El espejo de agua permite la navegación de pequeñas embarcaciones (botes). También se le utiliza como criadero de truchas y carpas, que las extraen la población para alimentarse y ofrecerla en exquisitos potajes a los turistas. Además es un hábitat natural de patos, gallinetas y otras aves acuáticas.
Las tardes son de esplendor. Al ponerse el sol refleja sus rayos mortecinos en las tranquilas aguas, dejando escapar una impresionante vista a la orilla de la laguna, cual acuarela viva de sombras alargadas.Las aguas termales ferruginosas de El Edén y Yanasara, constituyen otra posibilidad para visitar esta provincia, pues tienen propiedades medicinales que alejan las dolencias corporales. A ellos se suman las pinturas rupestres de Quilca en Sartimbamba, y las de Chinacpampa en Chugay, el conjunto de andenes en el cerro Miraflores. O las ruinas de Wiracochapampa, donde se escenifica el famoso mito del Waman Raymi o la Fiesta del Halcón.
En la ciudad misma encontramos la ermita de San José, capilla construida por el encomendero español Juan de Sandoval y su esposa Florencia de Mora. Asimismo, la Casa de Arcos que sirvió de cuartel al libertador Simón Bolívar o la Casa de Faustino Sánchez Carrión, además del museo de arte religioso y la misma Plaza de Armas.

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