SANTIAGO DE CHUCO

El mítico dios Catequil
Guido Sánchez Santur

Los huamachucos fueron bravos guerreros que mantuvieron a raya a las demás civilizaciones regionales que colindaban con ellos y que pretendían ocupar su territorio, inclusive el bien organizado ejército Inca atravesó serios aprietos en su gesta expansionista hacia el norte.
Este poderío huamachuquino no fue gratuito, sino que además de sus aguerridos soldados, todas sus batallas las consultaban a su oráculo: Catequil, el más poderos de la época, situado en el cerro Icchal (Santiago de Chuco) y cuyas premoniciones fueron conocidas más allá de sus territorios, de tal manera que delegaciones de distintas regiones llegaban continuamente a consultarlo.
“Fue un oráculo de enorme importancia en la época precolombina, porque fue el más conocido según los cronistas españoles. Al pie del cerro Icchal hay un santuario, donde se hacían los pronósticos, ya que el mismo cerro era considerado como Catequil. También fue un dios que producía los relámpagos y los truenos cuando lanzaba rocas, utilizando su honda”, sostiene el afamado arqueólogo norteamericano, Jhon Topic, uno de los principales estudios de este mito.
Los pobladores de entonces consideraban al cerro como un Apu, vinculado a la fertilidad de los animales, de la tierra y de los seres humanos. Fue un dios tutelar, cuyo principal ámbito de influencia era lo que ahora es La Libertad, aunque en la época de los incas, Huayna Cápac, necesitó su ayuda en varias campañas militares, inclusive su efigie la llevó hasta Ecuador.
Las investigaciones de Topic le permitieron constatar que actualmente en ese país hay varios lugares relacionados con este nombre. Su importancia se deduce porque existieron varios ídolos de este mismo dios, por eso los cronistas registran que fue destruido varias veces: primero lo hizo Atahualpa, después que le predijera su derrota, luego hicieron lo propio los padres agustinos en su afán evangelizador y extirpadores de idolatrías.
“Su trascendencia radica en la veracidad de sus predicciones, de lo contrario habría perdido su poder, pero también su relación con la fertilidad y la productividad que se manifestaba en la producción de agua, como símbolo de vida. Este es un mito idéntico a otros lugares donde se rindió culto a dioses similares”, comenta.
Los agustinos describen a este apu como un cerro grande cerca de San José de Porcón, el mismo que tuvo tres peñas, una de las cuales fue Catequil, la otra su madre (Kautaguan), y la tercera su hermano (Piquerao). El nacimiento de este mítico dios, según la leyenda, fue a través de un huevo gigante.
El paisaje asociado con Catequil también incluyó rasgos culturales. Habían edificaciones amplias donde radicaba la gente dedicada al mantenimiento del culto, incluyendo haciendas, mayordomos, sacerdotes, criados y un pueblo para su servicio.
Un dato revelador es que en 2001 en la cima del Cerro Icchal se encontraron más de 700 estructuras. Mientras que en Chulite, excavado en 2003, se determinó que se trataba de un albergue dedicado a los linajes que llegaron en peregrinaje al santuario de Catequil. Y Namanchugo fue el santuario de Catequil que se encuentra en una llanura al pie del cerro Icchal y su estructura tiene forma de “U”.
• ATRACTIVO TURÍSTICO
Tras la Colonia y con el advenimiento de la República, este mito perdió vigencia, pero ahora con las recientes investigaciones con reveladores resultados, han hecho que la población de Santiago de Chuco vuelva a voltear la mirada a este personaje, como uno de sus legados más valiosos con miras a convertirlo en su principal atractivo turístico, puesto que ese apu está rodeado de un extenso y hermoso paisaje.
Huamachuco ya lo está haciendo, con especial acierto desde varios años atrás, a través de la escenificación del Waman Raymi o Fiesta del Halcón, el mismo que congrega a miles de personas a mediados de agosto, a propósito de la celebración de la fiesta patronal en honor a la virgen de la Alta Gracia.
“Si el mito está reseñado en una guía y los turistas extranjeros decidirán viajar a conocer el lugar por más lejos que estuviere, ya que pese a su antigüedad se tienen muchos datos precisos. Algunos amigos de Lima tuvieron tanta curiosidad que se vinieron, montaron en acémilas y llegaron al imponente cerro Icchal. También se puede promover el trekking (caminatas) o turismo de aventura en el trayecto”, comentó el estudio norteamericano, quien se siente muy identificado con la cultura andina peruana.
La fiesta del Halcón El Waman Raymi se presenta en un escenario natural, a la sombra de la fortaleza Wiracochapampa o Pampa de los Dioses o de los Caballeros, donde cada año se congregan más de 10 mil personas que disfrutan de este ritual durante más de hora y media.
Esta representación teatral histórico-cultural se le considera el Inti Raymi del norte y en ella participan más de 180 artistas. Los presentes aprecian danzas autóctonas (Los Inkas, Los Cóndores o Los Canasteros) que salen en el preámbulo de la fiesta. El estruendo de avellanas y cohetes, el humo de las bombardas, fuegos artificiales y luces multicolores contribuyen a recrear el ordenamiento del mundo por el dios Ataguju, principal deidad de la mitología huamachuquina.
Ataguju trae los hombres en la tierra para que trabajen y le rindan culto, pero su territorio es invadido por los temibles wachemines que imponen un gobierno de caos y anarquía. Frente a esta situación, Ataguju busca liberar a su pueblo. Estratégicamente envía en forma de humano a su hijo Waman Suri para que se entregue a los feroces y salvajes wachemines.
Este es sometido por esta tribu, tratado como esclavo y condicionado a las más duros trabajos. En la tribu sobresalía la belleza de la hermana de los wachemines: Kautaguan, quien gustaba ayudar a las personas en desgracia. Ella conoce a Waman Suri y surge el amor entre ambos. Ya imbuidos en un romance inquebrantable intentan escapar, pero son sorprendidos y Waman Suri es quemado vivo.
Fruto de su amor con el hijo de Ataguju, Kautaguan engendra dos huevos. De uno nace Piquerao, quien por su debilidad física está destinado a la extinción, y del otro Catequil, quien provisto de una poderosa honda derrota a las huestes invasoras y luego ruega a Ataguju que envíe hombres renovados a poblar y labrar la tierra.
Es entonces surge el reino de los wamachucos, conformado por cuatro huarangas: Llampa, Huacapongo, Andamarca y Lluchu, que desarrollan la cerámica, tejido, agricultura y ganadería, además de lograr su expansión ideológica y comercial gracias a la sabiduría de su gobernante, el curaca Tauricuxi. El gobernante ordenó una fiesta en honor a Ataguju, la tradicional Parada del Gallardete, como culto a la fertilidad de la tierra.
Durante esta actividad participa el xulcamango, hechicero de los Wamachucos, quien tras invocar a Ataguju entra en trance y advierte sobre el peligro que se avecina por el sur, desde donde un poderoso ejercito procedente del Cuzco sometía a los pueblos vecinos.

SAN PEDRO

Los pescadores
están de fiesta
Guido Sánchez Santur


Las caletas, balnearios y puertos están adornados con las mejores flores, como ocurre cada junio de todos los años; y la calles y esquinas de los pueblos costeros lucen maquilladas con multicolores cadenas de papel caramelo, mientras los pescadores alistan sus flamantes trajes de gala. La fiesta ha llegado, es monto de homenajear al patrón y protector de quienes desafían las embravecidas aguas del mar: San Pedro.
Los preparativos comenzaron semanas atrás y la celebración llegará a su clímax este 29 de junio, cuando los pescadores sacarán en procesión la sagrada imagen para recorrer el litoral y hacerla navegar derramando sus bendiciones en alta mar, en medio de oraciones e invocaciones de protección para salir airoso de las peligrosas faenas de pesca.
Por eso, un ramo de flores arrojado al mar, entre cánticos y estruendosos cohetes lanzados al aire, es muy oportuno. En Paita, Santa Rosa, Pacasmayo, Huanchaco, Salaverry o en Chimbote la efervescencia de los festejos está marcada por la fe y la tradición, cuyo folclore le imprime un colorido y tractivo especial. Esta celebración adquiere mayor dimensión en San Pedro de Lloc, a una hora de Trujillo, este santo es patrón del pueblo desde los tiempos coloniales.
Aquí los festejos comenzaron el 14 de junio y se prolongará hasta el 2 de junio. La celebración está en su pleno esplendor, matizada con un concurso de caballos peruanos de paso, pasacalles con bandas típicas, retretas, fuegos artificiales.
El día central, domingo 29, la celebración se inicia con un recorrido de la banda Santa Cecilia de San Pedro. En la tarde es la multitudinaria procesión de la imagen que saldrá del templo para recorrer diferentes calles en hombros de sus devotos.
• UN POCO DE HISTORIA
San Pedro, capital de la provincia de Pacasmayo, tiene sus orígenes en la cultura milenaria preinca, cuyo príncipe Lloc imprimió un estilo de gobierno y organización que marcaron el rumbo de esta civilización que se asentó en las faldas del cerro Puémape.
Durante la Colonia, los padres agustinos afincados en Guadalupe emprendieron la tarea de evangelización y llegaron al pueblo de Lloc (Pueblo Viejo) en las postrimerías del siglo XVI. Lloc recibe el nombre cristiano de Santiago tras ser bautizado.
Luego el poblado recibe el nombre de San Pedro, en virtud de la semejanza ocupacional de apóstol Pedro con la de los pobladores, agregándosele ‘de Lloc’”, en reconocimiento al fundador. Este es un pueblo de gente hospitalaria, ‘amable y culto’ que se enorgullece de su tradición sustentada en el consumo del cañan, como lo hacían sus antepasados.
Esta especie se reproduce y abunda a la sombra del algarrobal El Cañoncillo y su exquisita carne se prepara en ceviche, guisado, tortilla o en picante, potajes muy famosos, por cierto. Esta carne es muy rica en calorías y proteínas, pues su alimento principal es el fruto del algarrobo.
Cuenta la tradición que ancestralmente esta delicia gastronómica sólo se le invitaba al visitante que la caía bien a é o ella ofrecía y, para no creerlo, el forastero terminaba formando parte de la familia.
MAS ALLÁ DE LA FIESTA
Esta festividad es sólo un motivo para disfrutar un fin de semana entre la naturaleza, conociendo otra página de nuestra historia y en medio de la alegría de su gente. En esta provincia tenemos la oportunidad de relajarse en la caleta de Puémape, los balnearios El Milagro y Santa Elena o las playas El Barco, Punta de Urricape, El Chongón y La Banderita. Y si queremos cultura vayamos a los sitios arqueológicos del Pueblo de Lloc, ruinas de Sincape, Huaca Sisnam, Santonte, Mazanca, Kala, Gran Cacique Kon Kon. tramos del camino del Inca, cerro de Chocofán, Pampas de Jatanca y cerro El Cañoncillo.
En esta provincia se halla el esplendoroso bosque de algarrobos de El Cañoncillo, donde se puede practicar caminatas (trekking), turismo de aventuras, observación de aves o visitar las extensas lagunas que aflorare al interior de esta hermosa área protegida.
La iglesia de la época colonial es otro atractivo, con sus singulares imágenes de santos en alto relieve que constituyen el mayor atractivo artístico. Además de su Plaza de Armas, donde se yerguen elevadas palmeras que dan sombra a propios y extraños, quienes tienen la oportunidad de degustar los más sabrosos tamales, famosos en el norte peruano.
El museo Raimondi, a media cuadra de la Plaza de Armas, alberga valiosos apuntes y material que utilizó este sabio naturalista italiano, que pasó una temporada en estos lares, mientras analizaba la información de la ecología y geografía recogida en los andes peruanos. 
Aquí encontramos un mosaico de posibilidades para disfrutar, conocer y aprender, la distancia es corta y la satisfacción justifica el esfuerzo de un viaje; el calor de su gente nos subyuga y nos invita a hacer este fin de semana una experiencia inolvidable, que se corona con el arco de la entrada sur de la ciudad, una pieza arquitectónica que conjuga con la sombra que nos tienden las añosas copas de los fícus de la avenida Raimondi.

Bravos guerreros de Lloc 
Los historiadores sostienen que en 1378 gobernaba el valle de Chicama el aguerrido curaca Gran Chimú, acantonado en Chan Chan y que se caracterizaba por su absolutismo, lo que despertó celos entre los demás gobernantes del imperio. En su afán de ampliar sus dominios y hacerse más poderoso, ordena a su general Pakatnamú, hombre de carácter enérgico y guerrero para que someta a sus dominios los territorios del norte.
Entonces, Pakatnamú llega al fértil valle del Jequetepeque y de inmediato logra que las tribus reconozcan como jefe máximo al Gran Chimú. Las primeras en conquistarlas fueron las que habitaban en las faldas del cerro de Puémape que comandaba el cacique de Lloc, las más distinguidas de estos lugares.
Continuando su infatigable labor conquistadora hace lo mismo con las tribus de los Yengle, Channa, Totero, Mazanca, Jatanca, Chocofán, las del Cacique Koskón, luego Jequetepeque y por último las del cacique Chepén.
Antes de la conquista por los españoles, el cacique Santiago de Lloc con el afán de dedicarse más al cultivo de las tierras, ordena que toda su tribu avance dos leguas al norte del cerro Puémape, con la finalidad de fundar una nueva estancia, propósito que consigue sin esfuerzo alguno y lo organiza en el lugar que hoy se conoce con el nombre de Pueblo Viejo.
A la llegada de los españoles, entre 1538 y 1540, esa tribu cambia de nombre, y pasa a ser San Pedro de Lloc. Esto se le atribuye a la analogía del oficio que recibe la tribu de la imagen San Pedro, agregándosele la palabra Lloc, en homenaje a su fundador.
En 1569, el virrey, Antonio de Toledo, de tránsito a la ciudad de Lima, visita al santuario de la Virgen de Guadalupe, y le señala como dominio a la referida Virgen, entre otros pueblos el de San Pedro de Lloc.

MUSEO DE ARTE MODERNO

Cultura entre jardines
Guido Sánchez Santur
Un muro de enormes paredes, un elevado portón de madera y las frondosas ramas y coloridas flores que se aprecian desde el exterior son indicios de su esplendorosa grandeza. Detrás de esas gruesas paredes aparecen imponentes un paradisíaco jardín y las ochos salas de exposición de las obras de los más grandes artistas plásticos del mundo.
Hemos cruzado las fronteras del Museo de Arte Moderno y estamos en lo que fuera la residencia y cuna de su inspiración del artista, Gerardo Chávez, quien a través de la fundación que lleva su nombre, edificó este recinto, el único en su género, en nuestro país. La primera imagen que nos capta la atención es El Guardián, un mítico minotauro (mitad hombre y mitad toro), una escultura símbolo de Gerardo Chávez, instalada sobre un laberíntico piso construido con ladrillos, rodeado de una fuente de agua.
Nuestro recorrido empieza por las dos primeras salas pequeñas, donde nos sorprenden los dibujos y grabados de artistas latinoamericanos y europeos, entre los que destacan las obras de Rufino Tamayo (México), Francisco Toledo (México), Elda Di Malio (Piura) y otros.
En las salas 3 y 4 se rinde un homenaje al maestro Angel Chávez, hermano de Gerardo, cuyos sorprendentes cuadros deslumbran la retina de los visitantes. La sala 5 es denominada Salón Peruano, cuyo espacio está destinado a pinturas y esculturas de artistas nacionales, entre quienes destacan los trabajos de Venancio Shinky, Alberto Guzmán, José Tola, etc.
El Salón Latinoamericano corresponde a la Sala 6. Aquí disfrutamos de la calidad de artística del chileno Roberto Matta, Oswaldo Guayasamín (Ecuador), David Alfaro Siqueiros, entre otros. Mientras que en las salas 7 y 8 nos encontramos con las obras del fundador del museo, Gerardo Chávez.
En el primer ambiente se exhibe una retrospectiva de las diversas etapas por las que transcurrió e el quehacer artístico del pintor. Y la ultima, quizá la principal del museo, alberga obras de gran formato, donde el artista muestra trabajos de su etapa de "investigación", a través de su estudio de las técnicas, materiales y temática de la región.
El material de soporte utilizado es el yute revestido en barro y con pigmentos naturales, destaca un enorme cuadro de 12 por 2.40 metros, denominada La Procesión de la papa, con el cual rinde culto a este cultivo ancestral de los peruanos. Entretanto, al ingreso al museo se aprecian dos obras valiosas: Armario cerrado, de Paul Klee y Venus, de Alberto Giacometti. Asimismo, en uno de los jardines se admiramos una magnifica escultura de la artista boliviana, Marina Núñez del Prado.
• NATURALEZA VIVA
Esta cuna del arte se encuentra en medio de un extenso jardín, donde prima una sábana verde de grass, bajo la sombra de frondosos árboles frutales y ornamentales artísticamente sembrados. Claro, no pueden faltar las coloridas floraciones que le imprimen vivacidad e intensidad. El agua que discurre por la acequia a un costado de las salas de arte, simboliza el devenir de la vida, pues de su ella se alimentan las plantaciones del jardín.
En el cafetín, ubicado al lado izquierdo, los visitantes degustan algunas bebidas, pero también tienen la posibilidad de adquirir souvenirs, polos y otros recursos. Este gran museo, orgullo de los liberteños, abre sus puertas de par en par para recibir a los trujillanos y visitantes extranjeros, desde los niños, jóvenes y adultos y de esa manera adentrarnos en el mundo de la estética plástica, pero sobretodo conocer la grandeza creativa de los principales pintores del Perú y el mundo.

MARKAWAMACHUCO

Historia esculpida
en piedra viva
Guido Sánchez Santur

Por donde vayamos, el ande siempre nos permite gozar de gratas experiencias, adentrándonos en sus exuberantes paisajes de verdes campos, escarpados cerros, un límpido y azulado cielo, y ondeantes halcones en pleno vuelo. Desde que llegamos a Huamachuco quedamos pasmados de su belleza, con sus atractivos históricos, culturales y folklóricos, pasando por los de aventura, montañismo y esparcimiento.
Por estos lares pasó el libertador Simón Bolívar, tras los pasos de su secretario y ministro, Faustino Sánchez Carrión. Años más tarde, Leoncio Prado, demostraría el gran heroísmo y entrega a la patria de los huamachuquinos, frente a la invasión de los chilenos.
Esa bravura nos es gratuita, les viene de sus ancestros, los wachemines que dieron paso a los wamachucos, quienes edificaron la ciudad lítica de Markawamachuco, su expresión arquitectónica más relevante y que está a 184 kilómetros de Trujillo, donde prima un clima que oscila entre los 11º y 12ºC.
La tradición cuenta que desde Markawamachuco gobernó el curaca Tauricuxi, dirigiendo a ese laborioso pueblo que dominó el ande de lo que hoy es La Libertad. Caminar entre esas imponentes edificaciones, inflama el alma de orgullo al reconocernos como herederos de esa grandeza que nos legaron nuestros antepasados, quienes sin la pesada maquinaria de hoy, y sólo con tenacidad, organización y disciplina levantaron enormes muros que parecen extraídos de una leyenda.
Los investigadores Max Uhle, Tacher, Topic y otros sostienen que el territorio de Markawamachuco fue ocupado por diferentes culturas hace diez mil años antes de Cristo. Los primeros grupos habrían emigrado de la selva, luego lo hizo el ejército Wari que convivió con los Marca Waman Churu, hasta la conquista del Imperio Incaico, época en que la ciudad fue transformada en un centro económico-religioso-político y de aquí se dominó el valle andino gracias a su ubicación estratégica.La organización de las familias dispersas empieza el año 1000, cuando los jefes de las tribus, para evitar las invasiones de civilizaciones vecinas, levantaron sus casas, edificios y murallas utilizando la piedra como material predominante. Atagujo fue para ellos, el Dios principal, creador del universo.
Estas civilizaciones fundan el reino Huaman Churi en la cima del cerro Marka Huaman Churo, lugar privilegiado para dominar el valle andino. El cronista García de Villalobos (1611), refiere que este señorío se extendía desde el río Chicama y Crisnejas, por el norte; hasta los ríos Tablachaca, Chuquicara y Uchupampa, en el sur. Al Este limitó con el río Marañón y por el Oeste con Huacapongo y Simbal. Sus vecinos fueron los reinos de Cajamarca, Chimor, Chachapoyas y Conchucos.Los Marka Huaman Churis dejaron sus mejores obras de ingeniería lítica en Markawamachuco y en los cerros Amaru, Sazón, Campana y Tuskán. También destacaron con su cerámica, textilería, artesanía, arquitectura, metalurgia y agricultura.
Esta fortaleza tiene una extensión aproximada de cinco kilómetros cuadrados, situado al oeste de la actual ciudad de Huamachuco. Desde la cima se observa el majestuoso valle del Condebamba. El clima agradable lo conjuga los lentos vientos que soplan de sur a norte y se mezclan con el calor del verano; y en el cielo azul intenso se dibujan figuras antropomórficas con las esporádicas nubes que se deslizan lentamente.
En ese majestuoso panorama aparece el Observatorio con su escalinata de piedra, por donde se ingresa al aposento del gran Señorío, hasta el acceso occidental y las otras secciones: de las Monjas, del Castillo, de los Corrales y Viejo, cuyo proceso de construcción comienza el año 300 antes de Cristo.
El observatorio también es conocido como Las Huacas, ubicado al pie de la muralla que rodea al Castillo y está construido con pircas circulares con piedras, aseguradas con cuñas pequeñas, en cuyo centro tiene una cueva o hueco, que habría sido un "pozo sagrado".
• MÁS ALLA DE LA HISTORIA
En este mes de julio, Huamachuco se viste de gala. No puede ser de otra manera, pues comienza el programa celebratorio de la fiesta en honor a la santísima Virgen de la Alta Gracia, con una programación que dura casi un mes. Los días centrales son el 14 y 15 de agosto. En esta oportunidad la gente del campo traslada a la ciudad la expresión de su genuino folklore.
Los campesinos llegan ataviados con sus coloridos atuendos de lana y sus blancos sombreros, que no solo los protegen del sol, sino que constituyen una prenda exclusiva de los grandes acontecimientos. Los usan indistintamente hombres y mujeres, y se confunden entre los personajes que escenifican el Waman Raymi o Fiesta del Halcón, en las pampas de Wiracochapampa.
Al iniciarse la procesión de la “mamita” -así denominan a la Virgen- aparecen decenas de danzarines, interpretando los ancestrales repertorios, en los que se mezclan lo autóctono y lo moderno, llevando el mensaje del terruño। Nos quedamos admirados con los atuendos de Los Incas, Los Turcos, Los Emplumados, Los Chirocos, Los Osos, Los Pallos y otros.
SAUSACOCHA
La vista descansa de la fatiga y el tráfago de la fiesta, al llegar a ese espejo de agua de Sausacocha -a 15 minutos de la ciudad- con una extensión de 173 hectáreas. Según la leyenda el nombre original es Xauxacocha (“laguna que no se seca”), que le puso el monarca Túpac Inca Yupanqui, en homenaje a su esposa, la princesa huamachuquina, Xauja, quien le acompañó en su travesía conquistadora a los territorios del norte.
El espejo de agua permite la navegación de pequeñas embarcaciones (botes). También se le utiliza como criadero de truchas y carpas, que las extraen la población para alimentarse y ofrecerla en exquisitos potajes a los turistas. Además es un hábitat natural de patos, gallinetas y otras aves acuáticas.
Las tardes son de esplendor. Al ponerse el sol refleja sus rayos mortecinos en las tranquilas aguas, dejando escapar una impresionante vista a la orilla de la laguna, cual acuarela viva de sombras alargadas.Las aguas termales ferruginosas de El Edén y Yanasara, constituyen otra posibilidad para visitar esta provincia, pues tienen propiedades medicinales que alejan las dolencias corporales. A ellos se suman las pinturas rupestres de Quilca en Sartimbamba, y las de Chinacpampa en Chugay, el conjunto de andenes en el cerro Miraflores. O las ruinas de Wiracochapampa, donde se escenifica el famoso mito del Waman Raymi o la Fiesta del Halcón.
En la ciudad misma encontramos la ermita de San José, capilla construida por el encomendero español Juan de Sandoval y su esposa Florencia de Mora. Asimismo, la Casa de Arcos que sirvió de cuartel al libertador Simón Bolívar o la Casa de Faustino Sánchez Carrión, además del museo de arte religioso y la misma Plaza de Armas.

VIRGEN DE LA PUERTA

Los famosos mantos
y regalos de la Virgen
Guido Sánchez Santur
Es tan milagrosa que dos presidentes de la República le entregaron presentes especiales, pero sobretodo la diversidad de ofrendas de los miles de fieles que en cada festividad se congregan frente al santuario para implorarle su intercesión. Ahora no estamos en tiempos de celebración, es un día soleado, como cualquiera otro en Otuzco. Estoy en la puerta de la iglesia, la gente entra y sale incesantemente en pos de la sagrada imagen de la Santísima Virgen de la Puerta, que está en su altar, con la mirada fija hacia la Plaza de Armas.
Antes de subir al altar religiosamente, los devotos, ingresan a la iglesia con sus velas o cirios que encienden mientras dicen oraciones con las manos pegadas al pecho y la mirada al frente, o simplemente se persignan para luego rezarle a la virgen, mirándole al rostro.
También es conocida como La Mamita a quien los mandatarios, el coronel José Balta y Montero, y Alejandro Toledo Manrique, le hicieron llegar hermosos mantos en agradecimiento a los favores concedidos.
El primero lo hizo en retribución porque ella lo ayudó en la victoria de la revolución de 1868, lo cual motivó que le mande a confeccionar en París un manto de tisú color perla bordado con hilos de oro y piedras preciosas. Este fue llevado hasta Otuzco por un edecán, en setiembre de 1870. Toledo Manrique personalmente le entregó un manto blanco en 2001, tras ganar las elecciones generales que lo llevaron a gobernar el país en los cinco años siguientes. En esa ocasión también le prometió a la Virgen y al pueblo otuzcano la construcción de la carretera Shirán-Otuzco, obra que luego hizo realidad. Pero antes, en octubre de 1943, el Papa Pío XII, a través del monseñor Fernando Cento, le envió un manto, a propósito de la consagración de la virgen.
Como estas insignes personalidades, son cientos los devotos que le han entregado mantos, de tal manera que la Virgen tiene más de mil y están programados para que se los cambie cada 15 días hasta el 2018, y hasta el 2030 los que lucirá sólo en las fiestas de diciembre.
A ello se suman la infinidad de obsequios, tales como réplicas de zapatos y zapatillas de todos los modelos; así como diversas joyas de oro, plata y fantasía, coronas, aretes, prendedores, etc. Los más valiosos están guardados en una bóveda por medidas de seguridad. La mayoría de estas piezas y enseres se exhiben en el Museo Religioso que está a un costado de la iglesia principal, donde era el antiguo templo que fue acondicionado para esos fines.
Angelina Cortijo Angulo es la administradora del museo. Ella nos cuenta que éste fue fundado en 1995 en su antiguo templo que quedó pequeño para los miles de devotos. Antes de estar en el museo Angelina se dedicaba a darle mantenimiento a la virgen, le hacía limpieza y la cambiaba, pero también vendía imágenes, medallas, estampas, réplicas, cuadros y fotos.
Como ella, ahora hay alrededor de 12 jóvenes y adultos que se apostan en las afueras de la iglesia, ofertando sus imágenes, velas, cirios, etc. para que los devotos veneren a la imagen. El 27 de octubre de 1983 la Sagrada Imagen de la Virgen de la Puerta, es trasladada en forma definitiva a su Santuario, posteriormente la Iglesia Matriz es restaurada por la Hermandad, y convertida en lo que actualmente es el Museo Religioso.
UNA DEVOCIÓN DE SIGLOS
La devoción a la virgen en todo el Norte del Perú se origina en un milagro que contiene una auténtica lección: es imposible que Nuestra Señora no venza todos los imposibles. Eso ocurrió en el siglo XVII el más esplendoroso del Virreinato del Perú y de intensa fe, cuando en 1674, a la altura de Huanchaco, se avistó una flota pirata que venía de cometer crímenes en el puerto de Guayaquil y en la próspera villa de Zaña, hoy desaparecida, donde falleciera el Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo en 1606.
Los trujillanos quedaron atemorizados con la aproximación de esa flota y enviaron emisarios a todas las ciudades y villas de la región, entre ellas a Otuzco, situada a 70 kilómetros de distancia. En su desesperación, como recurso extremo, la población colocó en la puerta de la ciudad una imagen de Nuestra Señora de la Concepción, devoción que las órdenes religiosas habían popularizado antes de la proclamación de su dogma por Pío IX, en 1854. Tres días y tres noches la gente permaneció orando junto a los pies de la imagen, aguardando el temido ataque.
Y sucedió lo increíble, los piratas no atacaron. Entonces la imagen de la Virgen fue llevada en procesión hasta el interior de la ciudad, y en agradecimiento le construyeron un santuario en la puerta de la ciudad. Así nació la devoción a la Virgen de la Puerta, entonces las numerosas iglesias de liberteñas incluyeron una réplica suya próxima a la puerta de entrada.
La fama de la imagen en la región determinó que con ocasión del Congreso Eucarístico Nacional realizado en Trujillo, en 1943, fuera coronada canónicamente con presencia de un Legado pontificio, el 27 de octubre de aquel año.
SORPRENDENTE RELATO
Entre los numerosos hechos admirables que ocurrieron por mediación de la Virgen de la Puerta, el más conocido es el “milagro del anillo”. Cierta vez, poco antes de comenzar la novena de su fiesta, llegó a pie a Otuzco, procedente del poblado Chimur, una devota muy pobre que deseaba mandar a celebrar una misa durante la novena, por una intención particular muy apremiante.
Como no poseía dinero, pidió limosnas en todo el pueblo hasta obtener la cantidad suficiente. Pera satisfacer a última hora ese deseo durante la fiesta de la Patrona era imposible, debido a los múltiples pedidos de misas que se acumulaban para esas fechas. Desconsolada, la pobre mujer comenzó el viaje de regreso a su pueblito. A mitad de camino se encontró con una joven señora, de porte majestuoso, quien le entregó un precioso anillo y le aconsejó volver inmediatamente a Otuzco y renovar al padre el pedido de la misa. Sin referirse a ese inesperado encuentro, la devota siguió la recomendación y retornó a la casa parroquial.
Es de imaginarse la sorpresa del sacerdote, al reencontrar aquella humilde mujer que insistía en la celebración del santo sacrificio, mostrándole la joya que él conocía perfectamente: era, ni más ni menos, el valiosísimo anillo usado por la Virgen de la Puerta en su altar. Nadie había notado su desaparición. Y no le sería posible a la pobre mujer apoderarse de esa joya en aquellos días, en medio de la multitud de fieles. Ante tal demostración de predilección de la Madre de Dios por aquella fiel devota, el sacerdote inmediatamente concordó en celebrar la misa.

PARQUE LA CULTURA

Un Jardín Botánico
o un rincón de sosiego

Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com

Al caminar por los estrechos senderos, bajo los frondosos árboles y entre las coloridas flores nos invade una sensación de tranquilidad y de libertad, ese aire fresco y puro nos hace olvidar de las bulliciosas y atiborradas calles de Trujillo. Este es el Parque La Cultura que alberga al impresionante Jardín Botánico, situado en la urbanización La Merced, entre las avenidas América Sur y Húsares de Junín, que con sus 25 mil metros cuadrados de extensión constituye el principal pulmón verde de nuestra ciudad.
Los que conocemos su historia sabemos que, más allá de una extenso espacio verde, es el símbolo al esfuerzo, al entusiasmo y al empecinamiento de un grupo de vecinos que, durante muchos años, se aferraron a un ideal: convertirlo en un gran parque, afán que los conllevó a enfrentarse a las autoridades interesadas en sembrar moles de cemento en vez de plantas, hasta que éstas cedieron a la razón y, a regañadientes, terminaron desechando sus pretensiones y uniéndose ese objetivo común. P
ara orgullo de los trujillanos, este singular Jardín Botánico es un destino de esparcimiento natural; pues ahí tenemos la oportunidad de entrar en contacto directo con las más de 280 especies vegetales procedentes de la costa, la sierra y la selva del Perú, las que ya se adaptaron a este hábitat. Nos quedamos anonadados al tocar la hojas del árbol símbolo de los peruanos: La Quina, ese que aparece, junto a la cornucopia y a la vicuña, en el Escudo Nacional. Su adaptación fue todo una hazaña, pues se sembraron varios plantones traídos desde el alejado pueblo de la Cascarilla (le otro nombre que recibe esta planta) -en la provincia de Jaén (Cajamarca)- hasta que al fin creció.
También admiramos el tan promocionado Sacha Inchi o el Aguaimanto, cuyos deliciosos frutos solo los vemos en los supermercados. Pero antes hemos pasado por un promontorio donde destaca una planta conocida como Cuello de cisne, cuyo nombre lo debe a su singular floración que se prolonga y se dobla hasta tomar la forma de esta ave. Mientras avanzamos nos topamos con una llama que aquí tiene su mejor hábitat. Vive sola y a sus anchas; fueron dos, pero una murió a los pocos días de llegar.
Pese a ello, no está sola, al otro lado están los pavos reales y las palomas mensajeras. Más allá, en una hermosa fuente de agua, se deslizan hermosos peces ornamentales (charcocas, gupys). Al centro sobresale una pila que al ser accionada deja escapar un chorro de agua que alcanza hasta los 20 metros de altura. Todo un espectáculo.
A diario ingresan numerosas personas con el afán de conocer las plantas o por el solo hecho de refrescarse a la sombra de los árboles. Aunque lo ideal sería que se siga embelleciendo y mostrarlo como una obra de arte a los miembros del Foro Apec que nos visitarán en las próximas semanas. Realmente, una excelente carta de presentación como muestra de al apuesta por la naturaleza.
• UN PIONERO
Este paseo que nos invita a la reflexión lo hacemos guiados por el ingeniero, Julio Gutiérrez Zambrano, un amante de la naturaleza y enamorado este jardín, tanto que las palomas revoletean cuando él se acerca y siguen sus pasos, mientras arranca la maleza. A él se le debe gran parte de esta transformación de lo que antes fuera un desordenado bosque, luego que los vecinos rescataran es inhóspito terral, depósito de basura y escondite de delincuentes y drogadictos.
Con orgullo, Gutiérrez Zambrano menciona, que entre las plantas representativas destacan algarrobo, el molle serrano, cactáceas, tamarindo, zapote, retama, eucalipto, plantas aromáticas (menta, orégano), romerillo (ex extinción por su calidad maderable).
“El jardín botánico se habilitó en lo que antes fue un bosque. Ahora es una fuente de información científica, puesto que a diario acuden los escolares que tienen la posibilidad de conocer las propiedades de las plantas. Inclusive, algunos universitarios están elaborando tesis sobre algunas especies vegetales adaptadas en este parque, una versa en torno a las propiedades de la Cascarilla. En ese sentido, surge la necesidad de potenciarlo con la inserción de más especies”, advierte, con la emoción que lo embarga.
“Este parque muy importante para Trujillo, nuestro sueño es que sea como aquel famoso Central Park, de Nueva York, que se aprecia desde lejos”, comenta, María Pimentel, quien vive al frente de este lugar de ensueño.
PROYECTO ESPECIAL
Si bien es cierto que ya no es el otro espacio olvidado, este parque requiere mayor atención en su mantenimiento para garantizar su perpetuidad. Por ello, el ingeniero Julio Gutiérrez Zambrano, invoca a las autoridades ediles que lo doten de mayor personal. A la fecha solo dos jardineros se encargan de su limpieza, pero como mínimo se requieren a cinco personas, pero capacitadas en el manejo de este tipo de áreas verdes; pues al cuidado de las plantas se suma la alimentación de los animales.
En su opinión, esto solo será posible si la Municipalidad Provincial de Trujillo concibe a este Jardín Botánico como un Proyecto Especial, lo cual permitirá que tenga un presupuesto específico, una administración especial y con su propio personal.
La mejora del Parque la Cultura también implica embellecer su contexto, por eso es necesario terminar los trabajaos complementarios en la alameda de la avenida Húsares de Junín. Aquí es necesario iluminar la berma central, instalando postes ornamentales y las esculturas en la cuadra 10 de esta misma vía (frente a la escuela de Bellas Artes), conforme al diseño del arquitecto Li Kuan.
Asimismo, es pertinente la homogenización de la arborización a lo largo de la avenida, eliminando los eucaliptos por ser plantas depredadoras, cambiándolas por especies que concuerden con el contexto. Con este acondicionamiento que le imprima unidad al lugar, ya será posible que la municipalidad provincial priorice actividades culturales de dimensión local, nacional e internacional, las mismas que se orienten a reforzar la imagen de Trujillo como Capital de la Cultura. Ello implica la urgente construcción de servicios higiénicos para acoger a la mayor cantidad de visitantes.
• HISTORIA DE ESFUERZO
“Quién no va a querer tener un jardín tan bonito dentro de la ciudad, sin basura, ni descuidado. Por ello sólo pedimos a las autoridades un poco más de atención con personal porque la hierba mal crece con rapidez. Además las plantas tienen plagas y esperan urgente tratamiento por parte de personal especializado”, sostiene la presidenta del Comité Pro Parque, María Pimentel de Lara, una mujer que lleva más de 30 años aferrada a una cerrada defensa de esta área verde.
Ella recuerda que este era un arenal y nido de delincuentes, cuyas víctimas principales eran los alumnos de la Escuela de Bellas Artes.
La primera acción para su transformación fue la construcción de un pozo tubular que ahora permite regar las plantas sin contratiempos. Ahora tiene riego por aspersión lo cual permite aprovechar mejor el agua. Estos equipos fueron donados del extranjero, en cuyo desaduanaje participó la municipalidad de Trujillo.
• UN EQUIPO MUY UNIDO
El grupo de vecinos que siempre estuvo pendiente del parque, entre otros, estuvo integrado por: María Pimentel, Yolanda del Río, Julia de Vinatea, Laura de Díaz, Roberto Vigil Rojas, Hernán Miranda Cueto, etc. Ellos pasaron muchas peripecias hasta lograr que este parque sea un atractivo lugar.
Al principio la gente de otros lugares es robaba los plantones y los obligaba a resembrar; los pinos se les llevaban en las fechas navideñas y los árboles crecidos los cortaban para usarlos como palos cilulos durante los carnavales. A pesar de todos los contratiempos no desmayaron y siguieron adelante hasta que la municipalidad, el año 2003, decidió construir un pozo para extraer el agua para facilitar el riego de las plantaciones.
ALIANZAS ESTRATEGICAS
Cuando llegó el ingeniero Julio Gutiérrez, hace tres años, logró el apoyo de otras instituciones públicas y privadas. Así se consiguió la donación del sistema de riego tecnificado con aspersores de cañón, de la tubería PVC de 2 pulgadas; asimismo de especies vegetales por parte del Patronato de Trujillo.
También logró que le proporcionen una tonelada de urea, cinco volquetadas de abono orgánico y entre 2004 y 2006 se organizaron expo ferias de plantas y flores ornamentales, las que tuvieron gran acogida pro parte del público. Con él también llegaron, de manera gratuita, los peces, la llama, los pavos reales y las palomas castilla.
SE SALVÓ
En este parque, el entonces alcalde de Trujillo, José Murgia Zannier, tenía proyectado construir al Biblioteca Municipal. Según el diseño también se debían edificar auditorios y anfiteatros para la promoción de actividades culturales. Tan luego conocieron de esta iniciativa edil, los vecinos lanzaron su voz de protesta, lo cual expresaron mediante memoriales, artículos de opinión, conversatorios y marchas.
Esta reacción detuvo la idea inicial, luego se modificó el diseño y se retomó la propuesta, de tal manera que en los últimos años de gestión Murgia Zannier la consideró como una de sus principales obras que dejaría para la ciudad. La respuesta de los moradores no se dejó esperar hasta truncar ese propósito.
ESPECIES DE LA COSTA
Algarrobo (prosopis palida) el fruto es alimento de las personas y los animales. Al ser industrializado su fruto se aprovecha como algarrobina, hojas se transforman en abono orgánico, apicultura, agroforestería y ornamental. Sábila (aloe vera) es una planta medicinal. Cura la conjuntivitis, previene el cáncer.
También se usa en casos de quemaduras, antiinflamatorios, artritis, úlceras, diabetes, analgésico, cicatrizante y en cosmetología. La totora (cirpus californicus), cuyos brotes tiernos se usan como alimento, además en la foresteria, artesanía y en la confección de los caballitos de totora. El tamarindo (tamarindus indicus), su pulpa se utiliza en la preparación de refrescos; además tiene una función ornamental en parques y jardines. Medicinal: laxante, presión arterial, arteriosclerosis.
La lúcuma (lúcuma obovata) es un producto alimenticio. Se transforma en harina para cocina y repostería. Achiote (bixa orellana): colorante, vitamínico, medicinal (prostatitis). Choloque (sapin us saponaria) forestal (madera color amarillo), medicinal (espectorante, diurético, antidiarreico, antivaricoso, hemostático) e industrial (jabones por su alto contenido de saponina).
ESPECIES DE LA SIERRA
Capuli (prunus serotina) tiene uso como alimento (frutos con alto contenido de yodo), medicinal (hojas diuréticas, cardiorregulador). Cedrón (aloisia triphylla). Su uso es medicinal (estomacal, carminativo cardiaco junto con hojas de toronjil). Insecticida (contra ofidios y ácaros). Sachatomate (cyphomandra sp), fruta en forma cruda o cocido en mermeladas y dulces, helados y jugos; en salsa picante con ají, ornamental.
auco (sambucus peruviana), alimento (frutos), medicinal (sudorífico, afecciones a la vejiga y de la próstata, analgésico dental, purgante, infecciones bucales, antirreumático y expectorante, quemaduras, diurético y agroforestería.
Aguaimanto (phisalis peruvianus), alimento (fruto maduro con alto contenido de vitamina C, mermeladas, jugos, dulces y helados); medicinal (antitusigeno, anhelmintico, diurético, antidiabético) y ornamental. Tara o Taya (caesalpinia spinosa), las vainas verdes son consumidas como alimento; las vainas maduras en polvos para la industria de la curtiembre y otros, semilla con alto contenido de gel. Agave (agave atenuata) o Cuello de cisne, se adapta a suelos secos y usado se usa como planta ornamental.
ESPECIES DE LA SELVA
Quina (Cinchona sp) es medicinal (antipalúdico, antimalárico, febrifugo); fitoquímica (alto contenido de quinina, cinchonina y quinidina, etc.), forestal (madera de muy buena calidad). INGRESO GRATUITO
El ingreso a este jardín botánico es totalmente gratuito, en el horario de 10 de la mañana hasta las 2 de la tarde. La idea es que permanezca abierto al público por más tiempo.

PRIMAVERA

La fiesta de las flores y
la belleza nos envuelven
Guido Sanchez Santur
sasagui10@hotmail.com
Entre setiembre y octubre, Trujillo de viste de flores y se engalana con la belleza femenina, gracias al nutrido programa del Festival Internacional de la Primavera, que convoca a las reinas de diferentes clubes de leones que vienen de otros países del continente americano.
Como todos los años, la última semana de setiembre y la primera de octubre se suceden las por lo menos 100 actividades programadas a propósito de esta celebración. Esta vez con llamativas innovaciones populares, los festejos de la 58 edición se intensificaron desde el sábado 27 de setiembre, tras el arribo de estas beldades junto a las bastoneras norteamericanas, quienes presenciaron la coronación de la reina del Festival.
Desde esa fecha, ella preside los principales actos celebratorios, Además de visitar grandes empresas, instituciones públicas y privadas, sin dejar de lado el asilo de ancianos y los distritos, una forma de llegar directamente a los pobladores. Este año, el gran corso, en el que desfilaron los esplendorosos carros alegóricos fue domingo 5 de octubre y, como otros años, se inicio en el estadio Mansiche, siguiendo por la avenida España y la avenida Juan Pablo II.
Las agrupaciones, engalanadas con las reinas extranjeras y bastoneras estadounidenses, desfilaron bajo los acordes de las bandas de músicos típicas y de los colegios, delegaciones folklóricas, comparsas, caballos peruanos de paso y carros alegóricos que competieron por el anhelado premio León de Oro.
En esta actividad no solo se puso a prueba la inversión de las instituciones y empresas participantes, sino que sale a relucir su creatividad al momento de adornar los carros alegóricos y se pone en la vitrina a las exponentes de la mujer peruana, entre las reinas locales, nacionales y extranjeras.
ANTECEDENTES HISTORICOS
A medida que fue creciendo la acogida del corso, a lo largo de su historia, las estrechas calles del centro de la ciudad ya no podían contenerlo, ni las plazuelas servían para la concentración de los agrupamientos de la gigantesca columna de carros alegóricos y comparsas, se necesitó espacios más amplios y calles más anchas.
Entonces se volteó la mirada al Estadio Mansiche para la concentración y punto de partida de los agrupamientos. Además presentaba presenta un punto estratégico para salir al anillo vial de la Avenida España, con un recorrido de tres kilómetros. En esta amplia avenida se desplazan los carros alegóricos, bandas de músicos y público espectador.
Desde el día anterior al corso, la avenida España se torna impresionante: las familias se dividen las veredas por metros y cada una instala sus sillas, sillones y hasta sus camas, para no perderse un solo detalle del espectáculo de carros alegóricos. Al promediar las tres de la tarde arrancan las primeras bandas entonando sus alegres melodías.
De pronto, empiezan a aparecer, por un costado de la piscina olímpica, los primeros carros alegóricos: colegios, jardines, universidades, institutos; así como azucareras, esparragueras, distribuidoras de calzado, municipios, entre otras muchas instituciones que se preparan para la ocasión.
Entre esa diversidad de delegaciones, como un resplandor, imponen su belleza las reinas de los clubes de leones trujillanos, nacionales y del extranjero, quienes pasan con su amplia sonrisa de par en par y regalando besos volados sobre sus carros diligentemente adornados.
El público no cesa de aplaudir a cada una de las delegaciones que pasar por su delante, pero quienes realmente se ganan el cariño de los presentes son las waripoleras. Son unas rubias que en pareja avanzan demostrando su habilidad y destreza, haciendo piruetas con el bastón, sus brazos y piernas. E
ntre descanso y descanso de ellas, no faltan quienes burlan la seguridad y se aproximan a ellas para tomarse una fotografía al paso. eL año pasado, esta actividad se inundó de luces y colores, al caer la noche, gracias a la presencia de la que fuera la cadena nacional de supermercados más grande del país: Corporación Wong.
Esto motivó que el numeroso público apostado a lo largo de las avenidas España, Juan Pablo II y América Sur aplauda y ovacione insistentemente el paso de los carros alegóricos y los fuegos artificiales. Este año no será la excepción. La participación de los empresarios con sus carros alegóricos es reconocida por el jurado calificador al escoger al mejor de la fecha.
El 2007 por unanimidad se otorgó el ansiado León de Oro al carro alegórico El Perla Negra de propiedad de Wong. La grandiosidad de este espectáculo atrae la atención de miles de personas que copan cada espacio de la avenida España, en ambos, y no sólo en estrados que se levantan para la ocasión, sino en sillas y bancas que se colocan a última hora, aunque los espacios son separados con varios días de anticipación. Son muchos los que marcan con nombre o enumeran las áreas que ocuparán el mismo ese día de mayor expresión primaveral.
GRANDIOSA FIESTA
El Festival de la Primavera de Trujillo alcanzó relieve internacional en 1960, con la participación de reinas de diversos países de América, invitadas al evento, creciendo su renombre en 1965, cuando por primera vez se presentaron diestras bastoneras norteamericanas, campeonas de Estados Unidos.
A partir de entonces se transformó en tradición, pues ellas identifican al Festival Internacional de Primavera. Este festival fue fundado por el Club de Leones de Trujillo y se inició desde 1950. Nació como una actividad pequeña, pero con los años traspasó las fronteras, convirtiéndose en el certamen más colorido del norte del país, y uno de los más importantes de América.
Los empresarios ligados al turismo (agencias de viajes, establecimientos de hospedaje y restaurantes) adecuan sus ambientes a fin de ofrecer un buen servicio a los turistas y visitantes que, en estas fechas, se congregan en nuestra ciudad.
Gracias a este festival, el turismo experimenta un significativo incremento en los meses de setiembre y octubre. Todas las actividades de la ciudad se benefician con el movimiento económico generado. Se copan los hoteles, hostales y casas de hospedaje con la llegada de cientos de visitantes. El crecimiento económico de La Libertad, aparejado con la mayor presencia de importantes empresas y cadenas comerciales, contribuye a mejorar cada vez más la prestancia del corso, lo cual conlleva a convertirlo en el mejor del país, en su género.

GUADALUPE, TIERRA DE HEROÍSMO

Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com


Desde la Panamericana se avista algunas casas que pasan desapercibidas, como ocurre con casi todos los pueblos asentados a orillas de las carreteras, de donde salen niños, jóvenes y mujeres ofreciendo golosinas cuando los buses se detienen. Pero, esa imagen se va difuminando lentamente a medida que caminamos por sus estrechas calles y nos topamos con verdaderas joyas históricas, inclusive antes de hablar con su gente que es otra maravilla, y no me refiero sólo a la belleza de sus mujeres que, pues no es casualidad que de esta tierra haya emergido Marina Mora, coronada como miss Perú.
Este es Guadalupe, a dos horas de Trujillo, entre Chepén y Pacasmayo. Aquí, frente a la Plaza de Armas, tiene su casa Isabel Flores, ferviente amante de su pueblo, no en vano fue esposa del extinto historiador, Luís Lostanau Rázuri, de quien heredó sus investigaciones y reflexiones.
Su amor por Guadalupe la llevó a liderar el Comité Pro Museo Albújar y Guarniz, al que considera el mejor regalo para esta ciudad. Mientras caminamos, nos abre las páginas de la historia guadalupana, que ella conoce al dedillo. No para de contarnos cada detalle del heroísmo de estos dos jóvenes que ofrendaron su vida en defensa de la patria. No dudo que ella, como la mayoría de sus coterráneos, vive orgullosa de su pasado y lo asume com parte de su identidad.
Cuando los chilenos tenían sitiado el país, en 1881, en la calle Ayacucho de Guadalupe permanecía una guarnición de soldados invasores porque se trataba de un pueblo importante en la época y de donde había salido un grupo de jóvenes para sumarse al Ejército peruano que defendió Lima.
Esta gente no soportaba que el invasor los vigile a cada instante, y un 25 de octubre de ese año, más de 200 guerrilleros, al mando de Belisario Valera (Los Chorrocas), ingresaron a Guadalupe y atacaron al cuartele enemigo (hoy local de la UNT), produciéndose un enfrentamiento armado durante tres horas que dejó varios fallecidos y heridos en ambos bandos.
En la tarde el orden se restableció, pero en circunstancias que un soldado chileno cabalgaba por la calle Panteón (hoy Junín), un balazo rozó su kepí. El escándalo no se hizo esperar, al dar cuenta a sus superiores éste sindicó como autores del atentado a tres conocidos zapateros: los hermanos Fernando y Justo Albújar Fayaque, y a su acompañante Manuel Guarniz López, quienes fueron detenidos de inmediato.
Aunque los torturaron en el interrogatorio, defendieron su inocencia y tampoco delataron al autor del disparo, pese a que sabían que se trataba de un sirviente de José Gálvez, de apellido Valderrama y apodado “Pescado Frito”.
Entonces los condenaron a muerte, y el 28 de octubre, a las 8 de la mañana, marcharon camino al paredón, acompañados del sacerdote Francisco de Paula Rojas Sarmiento, a quien le confesaron su inocencia y el nombre del compatriota que disparó. Enseguida, los fusiladores los colocaron junto al muro del cementerio y los acribillaron con 120 descargas de rifle.
Estos son las otras figuras renombradas de la Guerra del Pacífico, que más de un siglo permanecieron en el anonimato, pero vivos y muy presentes en el recuerdo de los guadalupanos que se contaban la historia de padres a hijos, como ejemplo de patriotismo y dignidad. Recién en mayo de 1985 se promulgó la Ley 23719, mediante la cual se los declara héroes nacionales. Esta misma norma dispuso que se emita estampillas con sus retratos y se construya un mausoleo en su homenaje. También se dispuso que un colegio de esa localidad perennice sus nombres.
EL MUSEO
Esta historia andaba desperdigada entre las familias más antiguas, pero ahora se narra a diario en la Casa Museo Albújar y Guarniz, inaugurado en octubre del año pasado, en la calle Junín 221, luego que se rescatará del olvido la antigua vivienda de los héroes, pues estuvo a punto de ser derruida pese a ser patrimonio cultural.
Aquí se exhiben algunas herramientas que utilizaron en su oficio de zapateros los Albújar y Guarniz, una página del periódico El Ferrocarril (editado en esta localidad) que en 1878 narró la valentía de estos jóvenes héroes. Inclusive encontramos cinco municiones recogidas en el lugar de fusilamiento, monedas y billetes de esos años, además de muebles antiguos.
Llaman la atención las estatuas de los tres héroes en las que se recrea la actividad a la que se dedicaban, por eso hallamos un taller completo de zapatería. Aquí nos enteramos que Fernando Albújar figura en la relación de aportantes para la compra del Huáscar y que de esta ciudad partieron 40 jóvenes que pelearon en las pampas de San Juan de Miraflores, en la defensa de Lima.
Esta historia de identidad se completa con la visita al cementerio donde está el mausoleo erigido en homenaje a los héroes.