El rodal más denso de Puya Raimondi

Guido Sánchez Santur

Es mediodía y hemos llegado a una extensa explanada entre los 3600 y los 4.000 m.s.n.m., abrigados con un sol resplandeciente, bajo un cielo azul intenso, moteado con raleadas nubes; pequeñas ráfagas de viento nos golpean el rostro mientras avanzamos, intentando sobreponernos a la agitación del corazón y la falta de aire a causa de la altura.Nos encontramos dentro de las 4500 hectáreas del Santuario Nacional de Calipuy, donde se protege el rodal más denso de la Puya Raimondi, especie vegetal en peligro de extinción que lleva el apellido del naturalista italiano Antonio Raimondi, uno de sus primeros estudiosos.

Hasta aquí hemos llegado después de una travesía de cuatro horas, desde Trujillo, cruzando el valle Virú, Chao y las estribaciones andinas, que nos dan una lección de la más pura eco-geografía liberteña.
Hasta en dos oportunidades anteriores había visitado esta área natural, pero como me ocurre con otros parajes, este lugar no termina de sorprenderme. Observar, desde lejos, las imponentes puyas produce una singular sensación, parecida al niño que con ansias espera el juguete nuevo, mientras abre la envoltura.
Cuando estamos frente a estas plantas o, para ser más precisos, bajo su sombra, mirándolas hacia arriba, sentimos un enorme orgullo con sensación de plenitud. Camino a su alrededor, una y otra vez, buscando una explicación a su maravillosa inflorescencia, en la cual se posan cientos de insectos y muchas especies de aves que ahí encuentran algún tipo de alimento.
Un arroyo con agua helada que surca esas alturas nos recuerda que en estos lares nacen los ríos que llegan hasta la costa o a la selva. También imagino cuan maravillado se habría sentido Raimondi al cruzar esta geografía tan rica y diversa.
Los guardaparques nos explican que la Puya Raimondi es la planta más longeva y alta del mundo que habita en el páramo húmedo subalpino de la Cordillera Central, caracterzado por sus diversas tipologías de suelos.
En estado de inflorescencia puede medir entre los 10 y 15 metros de altura. A lo largo de sus 100 años de vida, sólo florece una vez, antes de morir. Crece en laderas opuestas al sol y en terrenos pedregosos, rocosos e inclusive en roquedales sin mucha materia orgánica.
Sus raíces no son profundas y a veces el viento suele derribar la planta fácilmente. Sus hojas tienen borde ganchudo y en su interior albergan especies de aves como el picaflor. En su periodo de florescencia miles de flores blancas de regular tamaño cubren el tallo y guardan las semillas que luego el viento esparce.
La densidad de la población de Puyas en este santuario fluctúa entre los 3000 y 4000 ejemplares, siendo casi la mayoría de ejemplares jóvenes. En 2010 se registró un total de 63 mil unidades, lo cual es un mínimo respecto a los existentes hace más de 20 años (160 mil plantas).
Respecto a la flora asociada se identificó alrededor de 280 especies, entre las que destacan las gramíneas y plantas altoandinas. En fauna tenemos zorro andino, venado cola blanca y vizcacha. Las aves más comunes son la perdiz serrana, el halcón perdiguero, chinalinda o guarahuau y el perico andino.
La época de invierno se registra entre junio y agosto, y es la mejor temporada de visita porque las lluvias son esporádicas.
• ACTIVIDAD TURíSTICA
El área es muy atractiva, por eso constituye un potencial turístico. Los visitantes ocasionales son escolares, universitarios y grupos de interesados procedentes de Santiago de Chuco y Trujillo.
Dentro del Santuario se puede practicar caminatas, ciclismo de montaña, camping, toma de fotografías, filmaciones, observación de aves y estudios de investigación.
El lugar no cuenta con infraestructura básica turística, pero la actual administración está interesada en desarrollar esta actividad de manera organizada, a fin de generar ingresos; pero esto implica colocar la señalización correspondiente.
En ese sentido, el presidente de la Cámara de Organizaciones Turísticas de La Libertad, Leoncio Rojas Gallardo, en expresó su satisfacción por el enorme valor turístico de este santuario por lo que se debe integrar al circuito de la Ruta Moche, aprovechando la cercanía a Trujillo, a través de la vía Chao y Huamanzaña.
Visitar este lugar constituye un experiencia que nos marca personalmente porque nos permite no sólo conocer la profundidad del territorio peruano, sino la riqueza natural que alberga en sus diversos pisos ecológicos.

Amenazas que deben controlarse
A pesar de la importancia de esta área protegida, durante muchos años ha permanecido a expensas de los agricultores y ganadores que paulatinamente han ido ocupando su territorio en detrimento de la Puya Raimondi.
Luego de la etapa del terrorismo, los pobladores invadieron los terrenos del Santuario y establecieron el poblado ilegal de Collayguida, ubicado en la parte oeste del área protegida y que alberga a 70 familias, cada una con un promedio de entre 15 a 20 vacas y 80 ovejas que se alimentan de la vegetación del parque, además de propiciar la quema de la Puya.
Los campesinos talan la Puya para utilizarla como leña y sus hojas en los techos, mayormente en diciembre, cuando la planta está bien seca, o en caso contrario con el afán de ampliar los terrenos útiles para la agricultura; pero también a fin de evitar que sus animales queden atrapados en las púas de la planta.
Frente a esta realidad, el jefe del Santuario Nacional de Calipuy, Elber Zavaleta, se ha propuesto revertir este problema y asegura que ya logró liberar gran parte del área (60 por ciento) de la presencia de ganadería extensiva ilegal.
Aseguró que una tercera parte del área protegida (mil 100 hectáreas, dedicadas al cultivo de trigo, cebada, papa, legumbres, etc) está invadida, pero este caso ya está en manos de la Procuraduría y del Ministerio Publico. Aquí se cultiva trigo, cebada, papa, legumbres, etc.
Precisa que su labor está abocada a propiciar una conciencia turística en los pobladores para que sean ellos quienes protejan sus recursos; es decir, que se practique un turismo sostenible en el que el Estado, la población e instituciones particulares se integren e impulsen la economía y la conservación de esta área natural.
Con ese propósito el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) contrató un especialista en turismo que está empeñado en la elaboración del diagnóstico y la señalización de los circuitos, en coordinación con las comunidades locales que serán las principales beneficiarias.
Señaló que su esfuerzo también se encamina al repoblamiento de la Puya, pero de forma natural porque todavía no se ha encontrado la forma de hacerlo artificialmente, pues es necesario iniciar estudios de investigación. Por el momento, esta tarea se logrará con la ausencia del ganado dentro del área protegida.

Nueva ruta para los viajeros

Guido Sánchez Santur

La diversidad es una de las características principales del territorio peruano, que se expresa en las diferentes manifestaciones culturales de cada pueblo, y en la biodiversidad dada por las 84 zonas de vida que posee, de las 108 existentes en el mundo; además de los 28 climas que tenemos, entre los 32 identificados en el planeta.
Lo interesante es que parte de esta diversidad está al alcance de todos aquí mismo en La Libertad. Sólo tenemos que animarnos a dejar la atiborrada ciudad y desplazarnos hacia los parajes naturales que nos invitan al relax y al descubrimiento de una forma de vida más sosegada.
El afán de encontrar nuevos destinos nos llevó a enrumbarnos, en una camioneta 4X4, hacia el ande liberteño siguiendo la carretera Panamericana, hacia el sur de Trujillo, hasta el distrito de Chao, en la provincia de Virú, donde viramos a la izquierda y nos adentramos en una verdadera aventura que combina la adrenalina, la emoción y el orgullo de conocer la riqueza del Perú profundo.
Este descubrimiento se inicia en Alto Moche, tan luego salimos de Trujillo, donde empezamos a admirar que el desierto, en ambos lados de la Panamericana, ha sido transformando en una extensa sábana verde, gracias al proyecto de irrigación Chavimochic, facilita la producción de espárragos, paltos, caña de azúcar, pimiento piquillo, alcachofas, viñedos, etc.
Por una de las estrechas calles de Chao ingresamos a la vía que nos lleva hasta el Santurario Nacional de Calipuy, a sólo cuatro horas de Trujillo, pasando por peque ños pueblos que conservan sus tradiciones y que su gente se dedica a la agricultura, la ganadería y otras actividades productivas menores.
Así, a través de una trocha carrozable, recorremos un canal derivador de Chavimochic, pasamos cerca a Buena Vista, cruzamos el imponente canal Madre y seguimos la vía que comunica a Monte Grande, Santa Rita, Huamanzaña, Llacamate, Huaraday y Saile.
En este trayecto admiramos las faenas de los agricultores dedicados a la siembra de maíz, donde se avista un colorido panorama durante la cosecha. También están los productores de pan llevar y que, a su vez, se dedican a la ganadería lanar, caprina y de vacunos.
Acompañados de un radiante e intenso sol, en el valle de la parte baja, y un aire fresco con leves ráfagas de viento y un cielo azul despejado, en las estribaciones andinas, avanzamos sorteando la estrecha carretera abierta entre la roca, con curvas cerradas y algunos tramos muy empinados, a prueba de los mejores conductores.
El paisaje adquiere un especial esplendor cuando ascendimos por la margen derecha del río Huamanzaña (seco en esta temporada), donde advertimos una extensa área poblada de cactus, con predominio de la especie de los gigantones, que crecen en un terreno totalmente pedregoso entre enormes rocas, y cuya tierra tiene una coloración rojiza, como un escenario sacado de la serie El Gran Chaparral.
En esta misma zona, dos contrafuertes andinos forman un pequeño cañón que, visto desde la parte alta, se pierde en e extensol valle costero. Este apacible paisaje, se transforma en las temporadas de lluvia cuando el Huamanzaña desata su furia, abandona su cauce e inunda los campos de cultivo.
En todo el trayecto, sobre todo en las partes más altas, apreciamos niños, adolescentes y mujeres vistiendo trajes típicos que pastan su ganado, soportando el calor o el frío, acompañados de su inseparable perro pastor que evita la dispersión y el alejamiento de los animales.
Esta ruta nos deja dos grandes lecciones: la enorme capacidad del ser humano para adaptarse a los espacios geográficos más agrestes; y la forma cómo van cambiando los pisos ecológicos a medida que ascendemos a las partes más altas del territorio, lo cual se evidencia en la diversa vegetación y flora, así como en los marcados microclimas. Una verdadera clase práctica de eco-geografía que uno jamás podrá olvidar.

UN PARAISO EN EL ANDE
Cuatro horas después, desde nuestra partida en Trujillo, llegamos al Santuario Nacional de Calipuy, caracterizado porque en su ámbito se protege la Puya Raimondi, una especie vegetal endémica del ande del Perú, Chile y Bolivia, y cuya mayor densidad de plantaciones se encuentra en esta área protegida.
Esta especie alcanza de 3 a 4 metros de altura en crecimiento vegetativo, pudiendo llegar a 15 metros con la inflorescencia. Produce racimos de 8 mil flores y 6 millones de semillas por planta. Vive más de 100 años, pero ni bien florece muerey esto ocurre entre los meses de octubre a diciembre.
De ahí pasamos a la Reserva Nacional de Calipuy que alberga a por lo menos 400 ejemplares de Guanacos, especie de camélidos americanos en extinción y que su mayor población está en este territorio. Además posee varios pisos ecológicos con una diversidad de flora y fauna que se encuentra en un proceso de identificación.
Salimos de esta maravilla y descendimos al centro poblado Calipuy, nombre de la antigua hacienda de la familia Porturas, y enrumbamos a la ciudad de Santiago de Chuco, donde está la casa César Vallejo, nuestro poeta universal.
La siguiente parada es en el distrito Cachicadán, conocido por sus aguas termales, con propiedades curativas, y el cerro La Botica, que abriga una considerable cantidad de plantas medicinales, aprovechadas por los conocedores de la medicina tradicional.
Tras un recorrido de tres horas, desde Cachicadán, estamos en Huamachuco, cuya imponente ciudadela de piedra Markawamachuco sorprende a todos quienes la visitan por el ingenio de sus constructores, lo cual evidencia el elevado nivel cultural que alcanzó la civilización de los huamachucos.
La provincia de Sánchez Carrión también ofrece aguas termales en Yanasara, a dos horas de Huamachuco, paseos en bote en la Laguna Sausacocha que además es un criadero de truchas; así como escenarios para la práctica de deportes de aventura en varios lugares de su territorio.
Esta Ruta es factible recorrerla en no menos de cuatro días, disfrutando no sólo de esa riqueza natural, el aire puro, historia y su gente, sino también de la exquisita gastronomía con matices especiales en cada uno de los pueblos que visitamos. El retorno a Trujillo, desde Huamachuco, es a través de una carretera bien conservada. No hay pretexto para no recorrer este itinerario, sólo se requiere un espíritu aventurero.

Mocollope, un mundo por descubrir


Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com

Una frondosa alameda de viejos ficus, de unos 1,8 kilómetros a manera de una portada verde y fresca, nos lleva desde el desvío de la carretera Panamericana hasta lo que fue esa imponente ciudad Moche, construida a la sombra de un cerro, idéntica a las Huacas del Sol y La Luna.
Estamos en el impresionante complejo arqueológico Mocollope, situado en el distrito Chocope, en la provincia de Ascope, a menos de 45 minutos de Trujillo, y al que se llega a través del que fue el antiguo camino a la hacienda casa Grande.
Tan luego pisamos esa explanada que antecede a las estructuras de adobe un halo de energía nos invade, como si viniera de aquella montaña sagrada en la que se habrían desarrollado rituales en honor a sus dioses.
Ascendimos a una de las murallas que bordea los 10 metros de alto y que se mantiene en pie, a pesar del tiempo, la inclemente naturaleza y la acción depredadora de los huaqueros. Desde la cima avistamos la extensión territorial que ocupó esta antigua ciudad, con pasadizos, tumbas, plazas ceremoniales, talleres, adoratorios, etc.
Esa grandeza se desluce ante nuestros ojos y nos invade una confusión de sentimientos (nostalgia, cólera, indignación) e impotencia al constatar que esa obra de arte, esa grandeza histórica ha sido convertida en un “suelo lunar” por los saqueadores de piezas arqueológicas.
“Está salvajemente huaqueado. Se han llevado momias, piezas de oro y ceramios”, expresa el arqueólogo, Régulo Franco Jordán, director del complejo arqueológico El Brujo, quien está empeñado en movilizar a las autoridades para rescatar del olvido este monumento histórico e incorporarlo a la Ruta Moche.
Guiados por Franco Jordán iniciamos el recorrido, mientras nos explica que en este territorio transcurrieron varias fases históricas, con la presencia de las culturas Cupisnique, Gallinazo, Mochica,  Lambayeque, Chimú y Chimú-Inca, a 3.5 kilómetros al noreste de la ciudad de Chocope.
En la ladera Este del cerro Mocollope advertimos la presencia de arquitectura monumental Gallinazo y Mochica (siglos 0 – VIII después de Cristo) contemporánea con la Huaca Cao Viejo (complejo El Brujo). Destacan las evidencias de decoración mural policroma y recintos intercomunicados de gran valor ceremonial, un indicador que se trató de un lugar muy importante.
El edificio Este lo conforma una construcción de piedra revestida con barro asociado a un  conjunto de terrazas superpuestas. Asimismo, se ubica una plaza ceremonial central con dos grandes terrazas escalonadas laterales, orientadas de Este a Oeste, de estilo Mochica, el mismo que contiene restos funerarios. 
De la misma manera se avistan construcciones en forma de andenes en la pendiente del cerro y una plaza ceremonial en la parte alta.
Franco Jordán pone especial énfasis en advertir que éste es un sitio con las mismas características de la Huaca de la Luna, es decir que se asienta al pie de un cerro tutelar, lo cual evidencia la presencia de espacios dedicados a los sacrificios humanos como ofrendas a los dioses.
Asimismo, una pirámide de piedra y una escalinata del  mismo material, a través de la cual se asciende al cerro. El mismo que podría convertirse en un mirador natural cuando sea puesto en valor.
Por su importancia histórica fue reconocido como sitio integrante del Patrimonio Cultural de la Nación Mediante Resolución Directoral N° 117, en diciembre de 1994 por lo que fue el Instituto Nacional de Cultura (INC) de La Libertad.
Después de recorrer estas construcciones de barro nos dirigimos al pueblo de Mocollope, cuyas 100 familias aproximadamente proceden de Piura y conservan sus costumbres, como la preparación de la chicha de jora blanca, como en Catacaos, la que se bebe para acompañar el cebiche de caballa o el pescado pasado por agua caliente.
Y si preferimos, sólo nos refrescamos con una bebida gaseosa bien helada, tras lo cual emprendemos el retorno siguiendo la alameda de ficus, con el sentimiento y la identidad fortalecidos al haber conocido otra reliquia histórica que engrandece nuestra multiculturalidad.
Investigación y habilitación turística
La recuperación de este sitio se hará realidad en mérito al convenio suscrito entre los representantes de la Fundación Wiese, Minka, la Municipalidad Distrital de Chocope y el Ministerio de Cultura, con la finalidad de poner en valor del Complejo Arqueológico Mocollope.
La propuesta consiste en construir un parador turístico: ambientes para boletería, vigilancia y centro de interpretación; investigación y conservación; implementación de mecanismos de protección, señalización y rótulos de información; habilitación de circuitos de visita y un mirador; programas de sensibilización, capacitación y motivación a los pobladores para el cuidado, identificación y valoración del sitio patrimonial intangible.
Esta iniciativa demandaría una inversión estimada de un millón de soles con una proyección de tres años, que serían gestionados ante el Plan Copesco y la cooperación técnica internacional. Ello permitirá la conservación de la arquitectura y las pinturas murales decoradas y el edificio de piedra, ubicado al pie del cerro Mocollope.
Asimismo, la reparación de la carretera de acceso al Complejo Arqueológico de Mocollope, en un tramo de un kilómetro, con un afirmado consolidado y la consolidación de la alameda de ficus.
De esta manera se espera el incremento sostenido de visitantes articulando el cerro Mocollope con El Brujo, y por extensión a la Ruta Moche que comprende a La Libertad y Lambayeque. 
Lo importante es que existe una voluntad política expresa de parte de la nueva gestión municipal del distrito de Chocope, que encabeza el alcalde Carlos Alfredo Alza Moncada, quien con los miembros del concejo en pleno visitó el sitio Mocollope, tras lo cual reafirmaron su compromiso de impulsar el turismo.
Alza Moncada detalló que con este propósito gestionará recursos para dotar de los servicios de agua potable y alcantarillado a los moradores del centro poblado Mocollope, en tanto que ellos serán los principales beneficiados de la actividad turística que se genere. Ahora sólo reciben una hora de agua, cada dos días, de un pozo no potabilizado.
Franco Jordán advierte que el proyecto comprende el establecimiento de redes artesanales, redes de producción e impulsar la gastronomía local. “Es muy importante que el municipio dirija el ordenamiento territorial para evitar que hayan construcciones desproporcionadas que alteren el contexto paisajístico e histórico”, puntualizó.

Misticismo en El Brujo


• Una ‘limpia’ o florecimiento en la plaza ceremonial.

  Guido Sánchez Santur

El sol despliega sus candentes rayos solares, mientras nos aproximamos a la plaza ceremonial, situada en un promontorio. Cuando llegamos a la parte más alta nos sorprende un sonido que al principio no sabemos de dónde sale, aparentan pututos soplados levemente. De pronto nos sobrecoge un ligero temor. “Son las botellas vacías y los carrizos que suenan con la corriente de aire”, nos tranquiliza Régulo Franco Jordán, director del Complejo Arqueológico El Brujo, quien hace las veces de nuestro guía.
Ya en la cima avistamos, casi al mismo nivel, la Huaca Cao Viejo y un poco hacia abajo al Museo de Sitio. Volteamos la mirada al centro de la plaza ceremonial, y ahí está el curandero con su indumentaria colorida, propia de los sacerdotes moches, con los brazos levantados y la mirada orientada al firmamento.
Al centro, un tronco tallado con representaciones de una serpiente, un puma, un lobo marino y un águila pescadora. Estos son los elementos mágicos con los que trabajan los curanderos contemporáneos.
El shaman inicia el ritual tocando el pututo, agitando sus manos y una calabaza,  a la vez que rodea la mesa en la que están sus instrumentos rituales y pronuncia invocaciones en idioma muchik.
Terminada esta ceremonia iniciamos la caminata hacia el pozo ceremonial (con una profundidad de 12 metros) para la ‘limpieza de purificación y florecimiento’ a cargo del mismo maestro curandero, quien nos ayuda a eliminar las cargas negativas de energía, dando lugar a la curación de dolencias físicas.
En esta fuente cristalina experimentamos una armonización y limpieza espiritual, al ingresar al agua natural que brota de la napa freática, y que contiene elementos especiales (sulfuros).
Para este ritual se encienden tres velas de colores distintos (verde, amarillo y rojo), las mismas que aluden a la salud, el amor y la esperanza. Estas se colocan en una pequeña hornacina situada a un costado del pozo. Enseguida prosigue el florecimiento con esencias fraganciosas (agua florida, claveles y jazmines), palo santo y salvia grande con las que se limpia el espacio. Estos aromatizantes se esparcen antes del baño. También se usan cristales y tabaco, luego se escucha los relatos de los pacientes, a partir de lo cual se los orienta.
• ITINERARIO HISTÓRICO
Estos rituales son la parte final del circuito turístico en el Complejo Arqueológico El Brujo, el mismo que se inicia en el Museo de Sitio, que alberga a la Dama de Cao, un personaje descubierto el 2005, por un equipo de arqueólogos dirigidos por Régulo Franco Jordán, director de este proyecto.
Este hallazgo excavado en la pirámide Cao Viejo cambió la historia de las culturas prehispánicas en el Perú. Estaba oculto bajo tres metros de tierra y data de 1.800 años de antigüedad, donde se encontró los restos momificados de una mujer que al momento de su muerte tenía entre 25 y 30 años.
Franco Jordán advierte que por las características del entierro (ajuar funerario y acompañantes) este descubrimiento fue uno de los más importantes de la arqueología contemporánea, pues se trata del primer gobernante mochica de sexo femenino.
Luego, un equipo multidisciplinario trabajó durante un año en el desenfardelamiento de la momia de la Señora de Cao que conservaba aún sus órganos blandos y mostraba tatuajes en la piel.
Los estudiosos determinaron que la momificación natural fue posible gracias a la ubicación del fardo que lo mantuvo lejos de la humedad  del suelo y de la superficie, así como el redescubrimiento de su cuerpo con cinabrio, una sustancia que impidió su descomposición. El resultado fue una momia en perfecto estado de conservación, junto a la cual se recuperaron intactos dos vestidos. Uno bordado y otro pintado, los textiles mochicas mejor conservados en la actualidad; además, una serie de ofrendas que componían su ajuar, entre las que destacan piezas cerámicas y objetos de metal, como narigueras, collares, diademas, coronas, estólicas y porras.
Todos estos objetos de la dama, incluidos los que se encontraron en el complejo arqueológico a lo largo de los 20 años de excavaciones, se exhiben en el Museo de Sitio El Brujo o Museo de Cao, que abrió sus puertas al público en abril del 2009.
  
MAS INFO
El costo de un florecimiento es de 27 dólares por persona en calidad de donación para el proyecto arqueológico. Mientras que la demostración del ritual en la plataforma ceremonial cuesta 10 soles. Próximamente se ha previsto la realización de rituales shamánicos con san pedro y un maestro especializado. 

Veinte años de investigaciones  
Las investigaciones se iniciaron hace 20 años con apoyo de la Fundación Wiese. El complejo arqueológico se encuentra ubicado a 60 kilómetros al noroeste de Trujillo. En la ruta de la Panamericana Norte, camino a Chiclayo, hay un desvío  a  la altura de Chocope, que conduce al pueblo histórico de Magdalena de Cao. El sitio se encuentra a 4 kilómetros de distancia con dirección al mar.
Régulo Franco recuerda que en las fiestas de julio 1990 fue invitado por Guillermo Wiese de Osma, entonces presidente del Banco Wiese, para acompañarlo en la visita a los principales monumentos prehispánicos de la región de La Libertad, tras lo cual se decidió apoyar las excavaciones.
La construcción de la Huaca Cao Viejo empezó el segundo siglo de nuestra era. Este templo tiene siete etapas constructivas, superpuestas una sobre otra. El diseño arquitectónico se respetó hasta el final de su ocupación.
La forma de la construcción se entiende como una pirámide trunca de lados escalonados con el frontis principal decorado y orientado hacia el noreste, con accesos en forma de rampas laterales que conducían a la parte superior.
La orientación de este templo, al igual que otros sitios, ha sido premeditada, quizás dirigida a la posición de algún astro o pléyade, siguiendo el concepto de los viejos templos costeros de tradición milenaria.
En su construcción se utilizaron miles de adobes de forma cuadrangular, con los que se formaron bloques de adobe tramado y celdas rellenadas con tierra y adobes.
El templo, antes de su abandono, tuvo las dimensiones de 140 metros de longitud por 100 de ancho con una altura promedio de 35 metros. En la parte delantera hay una plaza ceremonial con muros decorados que miden 140 metros de longitud por 75 metros de ancho. Había recintos ceremoniales pintados hacia os lados este y oeste de la plaza.

Las mejores galas de la Virgen de la Puerta


Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com


Los peregrinos y devotos llegan a visitarla en multitud desde cuatro días antes, con el corazón contrito y rebosante de fe. Este año al menos 20 mil caminaron 72  kilómetros, desde Trujillo a Otuzco con el afán de elevarle sus plegarias, en cumplimiento de sus promesas o invocarle algún portentoso milagro. No puede ser de otra manera, ella, la Virgen de la Puerta, ‘La mamita’, la Patrona del Perú y Reina de la Paz Universal, como también se le conoce, está de fiesta y muchos quieren estar a su lado en esta oportunidad.
Esta avalancha humana que va y viene por el trayecto a Otuzco llega a su máxima expresión de plenitud de fe el día central de la celebración, el 15 de diciembre, cuando la Virgen sale en procesión por las estrechas calles circundantes a la Plaza de Armas de esta andina ciudad.
Y como de fiesta se trata, la Virgen se presenta ante sus devotos con el mayor esplendor posible, vistiendo sus mejores galas. Este 15 de diciembre, durante la procesión, lució un manto color fucsia, con una paloma mensajera de la paz bordada con hilos bañados en oro; su ostentosa corona de oro de 18 kilates y otras joyas suyas.
Este manto esperaba ser usado desde hace cuatro años cuando fue donado por la devota Carmen Gladys Varón Chicano.
Teresa Meregildo Peláez, miembro de la Hermandad Virgen de la Puerta, sostiene que para la época de la festividad se escoge los mejores trajes, especialmente los más coloridos (fucsias, naranjas, amarillos) que destaquen su imponente figura.
Este lujo se da la imagen porque tiene mantos regalados para usarlos hasta el año 2023; es decir, que si alguien está interesado en entregarle una de estas prendas es seguro que recién la lucirá dentro de 13 años. El costo aproximado de cada uno oscila entre los 2000 y 3000 soles, dependiendo de la calidad del bordado.
Entre los donantes hay dos ex presidentes de la República: el coronel José Balta y Montero, y Alejandro Toledo Manrique. El primero lo hizo en retribución porque ella lo ‘ayudó’ a vencer en la revolución de 1868, por lo que le mandó a confeccionar en París un manto de tisú color perla, bordado con hilos de oro y piedras preciosas. Este fue entregado en setiembre de 1870.
Mientras que Toledo Manrique, personalmente le llevó un manto blanco en 2001, tras ganar las elecciones generales que lo llevaron a gobernar el país hasta el 2006. También le prometió a la Virgen la construcción de la carretera Shirán-Otuzco, obra que hizo realidad, en una expresión de inmensa fe; por ello, se esperaba que este año llegase a Otuzco, a puertas de iniciar una nueva campaña electoral en busca de llegar al poder nuevamente.
Pero antes, en octubre de 1943, el Papa Pío XII, a través del monseñor Fernando Cento, le remitió un manto, a propósito de la consagración de la virgen.
“Siento que la Virgen me bendijo porque ya llevo dos periodos en la directiva de la hermandad, lo cual me permite cambiarle su vestimenta continuamente. Permanecer junto a ella en esos instantes es una emoción tremenda”, advierte Meregildo Peláez.
La dirigente señala que en épocas normales se le cambia el manto dos veces al mes (los días y 1º y 15); en temporada de fiesta (del 12 al 16 de diciembre) este ritual se cumple todos los días. Este año durante la bajada vistió un manto de color guinda de su santuario.
• EL CIRIO MÁS GRANDE
Este año también se confeccionó el cirio ferial más grande, con una altura de 2.50 metros y seis pulgadas de espesor, una obra diligente de los artesanos de Otuzco que fue encendido el 4 de diciembre (al inicio de la novena) y permaneció encendido hasta el término de la fiesta.
El presidente de la Hermandad de la Virgen de la Puerta, Sigifredo Robinson Benites, precisó que este cirio tiene un peso de 6 arrobas y cinco kilogramos.
“Este cirio lo mandamos a hacer como símbolo de la devoción de los peregrinos que ingresan a la iglesia a encender sus velas de diferentes tamaños, las que compran en los exteriores. Estamos seguros que en esta fiesta se vende la mayor cantidad de velas respecto de otras celebraciones patronales del país”, aseveró.
Asimismo, la intensa fe de los devotos y peregrinos se evidencia en su enorme esfuerzo al caminar una larga travesía, sorteando laderas, abismos, soportando la sed, los rayos solares en el día y el gélido frío en las noches.
Algunos inclusive, al ingresar a la ciudad, a la altura del grifo San Carlos, doblan sus rodillas, en cumplimiento de su promesa a la virgen, avanzan hasta llegar a la puerta del templo. Un verdadero sacrificio de fe.