El rodal más denso de Puya Raimondi

Guido Sánchez Santur

Es mediodía y hemos llegado a una extensa explanada entre los 3600 y los 4.000 m.s.n.m., abrigados con un sol resplandeciente, bajo un cielo azul intenso, moteado con raleadas nubes; pequeñas ráfagas de viento nos golpean el rostro mientras avanzamos, intentando sobreponernos a la agitación del corazón y la falta de aire a causa de la altura.Nos encontramos dentro de las 4500 hectáreas del Santuario Nacional de Calipuy, donde se protege el rodal más denso de la Puya Raimondi, especie vegetal en peligro de extinción que lleva el apellido del naturalista italiano Antonio Raimondi, uno de sus primeros estudiosos.

Hasta aquí hemos llegado después de una travesía de cuatro horas, desde Trujillo, cruzando el valle Virú, Chao y las estribaciones andinas, que nos dan una lección de la más pura eco-geografía liberteña.
Hasta en dos oportunidades anteriores había visitado esta área natural, pero como me ocurre con otros parajes, este lugar no termina de sorprenderme. Observar, desde lejos, las imponentes puyas produce una singular sensación, parecida al niño que con ansias espera el juguete nuevo, mientras abre la envoltura.
Cuando estamos frente a estas plantas o, para ser más precisos, bajo su sombra, mirándolas hacia arriba, sentimos un enorme orgullo con sensación de plenitud. Camino a su alrededor, una y otra vez, buscando una explicación a su maravillosa inflorescencia, en la cual se posan cientos de insectos y muchas especies de aves que ahí encuentran algún tipo de alimento.
Un arroyo con agua helada que surca esas alturas nos recuerda que en estos lares nacen los ríos que llegan hasta la costa o a la selva. También imagino cuan maravillado se habría sentido Raimondi al cruzar esta geografía tan rica y diversa.
Los guardaparques nos explican que la Puya Raimondi es la planta más longeva y alta del mundo que habita en el páramo húmedo subalpino de la Cordillera Central, caracterzado por sus diversas tipologías de suelos.
En estado de inflorescencia puede medir entre los 10 y 15 metros de altura. A lo largo de sus 100 años de vida, sólo florece una vez, antes de morir. Crece en laderas opuestas al sol y en terrenos pedregosos, rocosos e inclusive en roquedales sin mucha materia orgánica.
Sus raíces no son profundas y a veces el viento suele derribar la planta fácilmente. Sus hojas tienen borde ganchudo y en su interior albergan especies de aves como el picaflor. En su periodo de florescencia miles de flores blancas de regular tamaño cubren el tallo y guardan las semillas que luego el viento esparce.
La densidad de la población de Puyas en este santuario fluctúa entre los 3000 y 4000 ejemplares, siendo casi la mayoría de ejemplares jóvenes. En 2010 se registró un total de 63 mil unidades, lo cual es un mínimo respecto a los existentes hace más de 20 años (160 mil plantas).
Respecto a la flora asociada se identificó alrededor de 280 especies, entre las que destacan las gramíneas y plantas altoandinas. En fauna tenemos zorro andino, venado cola blanca y vizcacha. Las aves más comunes son la perdiz serrana, el halcón perdiguero, chinalinda o guarahuau y el perico andino.
La época de invierno se registra entre junio y agosto, y es la mejor temporada de visita porque las lluvias son esporádicas.
• ACTIVIDAD TURíSTICA
El área es muy atractiva, por eso constituye un potencial turístico. Los visitantes ocasionales son escolares, universitarios y grupos de interesados procedentes de Santiago de Chuco y Trujillo.
Dentro del Santuario se puede practicar caminatas, ciclismo de montaña, camping, toma de fotografías, filmaciones, observación de aves y estudios de investigación.
El lugar no cuenta con infraestructura básica turística, pero la actual administración está interesada en desarrollar esta actividad de manera organizada, a fin de generar ingresos; pero esto implica colocar la señalización correspondiente.
En ese sentido, el presidente de la Cámara de Organizaciones Turísticas de La Libertad, Leoncio Rojas Gallardo, en expresó su satisfacción por el enorme valor turístico de este santuario por lo que se debe integrar al circuito de la Ruta Moche, aprovechando la cercanía a Trujillo, a través de la vía Chao y Huamanzaña.
Visitar este lugar constituye un experiencia que nos marca personalmente porque nos permite no sólo conocer la profundidad del territorio peruano, sino la riqueza natural que alberga en sus diversos pisos ecológicos.

Amenazas que deben controlarse
A pesar de la importancia de esta área protegida, durante muchos años ha permanecido a expensas de los agricultores y ganadores que paulatinamente han ido ocupando su territorio en detrimento de la Puya Raimondi.
Luego de la etapa del terrorismo, los pobladores invadieron los terrenos del Santuario y establecieron el poblado ilegal de Collayguida, ubicado en la parte oeste del área protegida y que alberga a 70 familias, cada una con un promedio de entre 15 a 20 vacas y 80 ovejas que se alimentan de la vegetación del parque, además de propiciar la quema de la Puya.
Los campesinos talan la Puya para utilizarla como leña y sus hojas en los techos, mayormente en diciembre, cuando la planta está bien seca, o en caso contrario con el afán de ampliar los terrenos útiles para la agricultura; pero también a fin de evitar que sus animales queden atrapados en las púas de la planta.
Frente a esta realidad, el jefe del Santuario Nacional de Calipuy, Elber Zavaleta, se ha propuesto revertir este problema y asegura que ya logró liberar gran parte del área (60 por ciento) de la presencia de ganadería extensiva ilegal.
Aseguró que una tercera parte del área protegida (mil 100 hectáreas, dedicadas al cultivo de trigo, cebada, papa, legumbres, etc) está invadida, pero este caso ya está en manos de la Procuraduría y del Ministerio Publico. Aquí se cultiva trigo, cebada, papa, legumbres, etc.
Precisa que su labor está abocada a propiciar una conciencia turística en los pobladores para que sean ellos quienes protejan sus recursos; es decir, que se practique un turismo sostenible en el que el Estado, la población e instituciones particulares se integren e impulsen la economía y la conservación de esta área natural.
Con ese propósito el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) contrató un especialista en turismo que está empeñado en la elaboración del diagnóstico y la señalización de los circuitos, en coordinación con las comunidades locales que serán las principales beneficiarias.
Señaló que su esfuerzo también se encamina al repoblamiento de la Puya, pero de forma natural porque todavía no se ha encontrado la forma de hacerlo artificialmente, pues es necesario iniciar estudios de investigación. Por el momento, esta tarea se logrará con la ausencia del ganado dentro del área protegida.

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