Un tributo a la naturaleza
Guido Sánchez Santur
Sasagui35@gmail.com
Mimosa púdica (Sensitiva), clitorea tenuata (Celestito de Maldonado), aristochia elegance (Saxofón o Cuello de botella)… Estas voces suenan a palabras tabúes por su significación sexual, y ello fue lo que más me sorprendió mientras recorría palmo a palmo los 25 mil metros cuadrados del Jardín Botánico de Trujillo, el otrora Parque La Cultura, situado en el corazón de la urbanización La Merced, en la cuadra 38 de la avenida América Sur, muy cerca de las universidades Antenor Orrego y César Vallejo.
Éstas y otras plantas exóticas son parte de las 320 variedades que alberga este espacio público, convertido en el área verde más extensa de la ciudad que cuenta con la mayor cantidad de especies arbóreas (algarrobo, molle serrano, cactáceas, tamarindo, zapote, eucalipto, romerillo), medicinales, aromáticas y ornamentales, clasificadas por su procedencia geográfica (costa sierra y selva).
Otros vegetales raros con los que nos topamos son el Árbol de la vida (resina antitumoral, comestible), procedente de Madagascar; Pitanga (Brasil), Pepino del Cuzco (blanco con franjas verdes) que destaca por su tamaño superior a los que conocemos en el mercado; Confrey (anticancerígena), procede de Rusia y contiene cobalto; Sachajergón (su raíz es anti cancerígena), adopta este nombre por su parecido a esa serpiente venenosa.
A ellas se suman las ya conocidas Noni (antioxidante), carambola, granadilla, la chancapiedra (buena para el riñón), hortalizas, maíz y camote, sembrados para alimentar a las pocas especies animales que también forman parte de este hábitat, tales como las tortugas (20 ejemplares), conejos, pericos australianos, papagayos, patos, gansos, pigüichos (loros pequeños) palomas africanas y castillas, y un pavo real.
Con el propósito de ordenar las especies vegetales de acuerdo a su región geográfica, especialmente las autóctonas, se dividió en sectores, que representan la costa, la sierra y la selva, inclusive en la que corresponde a la parte andina se levantó un promontorio, con apariencia de un puente por donde los visitantes cruzan y se divierten, sobre todo los niños.
Casi en la parte central encontramos una fuente de agua en la que observamos cientos de alevinos de gupys y charcocas que saltan incesantemente en busca de alimento. También avistamos tres taricayas o charapas. Y por supuesto, los hermosos nenúfares amarillos y lilas, totora y papiro que embellecen el paisaje.
• REFLEXIÓN Y SOSIEGO
En este escenario verdoso y colorido, los espacios despejados han dado lugar a que no sólo lleguen personas interesadas en conocer y aprender la importancia y propiedades de las variedades vegetales y animales, sino también con el afán de encontrar momentos de tranquilidad y paz, que les permiten la reflexión y un reencuentro consigo mismo. Esto dio lugar a que tres grupos de EsSalud que practican taichí concurran periódicamente a realizar sus ejercicios.
La tranquilidad es tanta que otros lo escogen para cumplir con sus retiros espirituales, tal es el caso de un grupo de damas de la urbanización California que llega a leer la Biblia en horas de la tarde, cuya sesión termina con una reunión en la que intercambian sus reflexiones espirituales en el auditorio abierto, donde además se dictan charlas y se practica sesiones de reflexión.
No es para menos porque al caminar por los senderos, bajo los frondosos árboles y entre las coloridas flores nos invade una sensación de tranquilidad y de libertad, ese aire fresco y puro nos hace olvidar de las bulliciosas y atiborradas calles de Trujillo.
A diario ingresan decenas de personas (un promedio de mil 500 mensuales) con el afán de conocer las plantas o por el solo hecho de refrescarse a la sombra de los árboles. Los niños son quienes más se maravillan en este jardín, desde que ingresan no cesan de interrogar a los adultos sobre esta, aquella u otra planta o los animales. Esta experiencia los motiva a sacar a flote toda su curiosidad, con lo cual desarrollan su inteligencia naturalista, que se concreta en su capacidad de observación y relación.
El recorrido no es tan edificante sino lo hacemos junto al ingeniero Julio Gutiérrez Zambrano, amante de la naturaleza y enamorado de este jardín, me atrevería a decir que forma parte de este atractivo, pues cuando alimenta a las palomas éstas lo rodean y revoletean, y muchas comen en sus manos. Además, ellas siguen sus pasos, mientras arranca la maleza, y se acercan en bandada apenas escuchan su silbido.
Esta experiencia resulta inolvidable, nos transporta al corazón de la naturaleza, y al traspasar la puerta de salida aún sigo escuchando el trinar de los pajarillos que se grabó en mi subconsciente, hasta que el sorpresivo claxon de un taxi me despierta y vuelvo a la realidad de esta atronadora ciudad.
ESFUERZOS CONJUNTOS
La mayor cantidad de visitantes diarios son los estudiantes de los niveles inicial y primaria, llevados por sus profesores. Iniciativas dignas de elogio porque no hay mejor forma de aprender que en el campo mismo.
Algunos universitarios también han encontrado en este espacio un motivo para elaborar sus tesis. En este momento se investiga sobre las propiedades antioxidantes del almendro, la muña (inhibidor de los hongos) y otros.
Asimismo, los estudiantes de Turismo de la Universidad Privada del Norte (UPN) y del Instituto Superior Tecnológico de Trujillo (Iste), bajo la dirección de la docente Leonor Janampa Vidal, este año desarrollaron diversas actividades vinculadas a la gastronomía, el turismo de salud y ecológico, masoterapia, entre otras.
Gutiérrez Zambrano expresa su satisfacción por la gran acogida que tiene el jardín de parte de los visitantes, pero advierte la necesidad de construir servicios higiénicos para damas y caballeros, puesto que ahora sólo existe uno que lo comparten con los y trabajadores.
Este jardín empezó a gestarse desde el año 2003, cuando quedó desterrada definitivamente la propuesta del gobierno municipal de entonces que consistía en construir una biblioteca y un amplio auditorio para Trujillo.
Gran parte de esta transformación de lo que antes fuera un desordenado bosque, inicialmente se debió al esfuerzo y tenacidad de los vecinos, bajo la orientación técnica de Gutiérrez Zambrano. Posteriormente esta idea fue capitalizada por el Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo (Segat), cuyos funcionarios han puesto especial énfasis en su mejoramiento y preservación.
1 comentarios:
que lindo esta el jardín botánico....me encanto
saludos
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